Con todo y que me parece fundamental, dentro del “currículum” académico de ”formación” ciudadana la materia de cívica, siempre me ha parecido un tema de “doble discurso”, pues mientras se pretende que los estudiantes adquieran valores y principios éticos, y desarrollen un genuino respeto hacia los símbolos patrios, una intachable actitud en su conducta cotidiana, y que entiendan el “correcto” accionar de las diferentes Instituciones que deberían fiscalizar la honestidad, la ética y el equilibrio social -sobre todo con los gobernantes de turno-; irónicamente, por otro lado, los políticos le pasan cínicamente por encima a esta Patria a la que “juraron” defender y respetar ¡ante Dios y ante la ley!, y por ende pisotean a su antojo nuestra Sagrada Constitución. O sea que, mientras nosotros cantamos “tiesititicos” el Himno Nacional, ellos se mofan de los valores Patrios. Ese cuestionable adoctrinamiento que desde la más tierna infancia le imponen a los niños y jóvenes, en cuanto “programa de educación se le ocurre inventar” -un año sí y otro también- a un Ministerio de Educación títere del sistema neoliberal (obsoleto e ineficiente) – no digo que todo esté mal-, es solo un arma de doble filo; que con el pretexto de “liberar” el libre-pensamiento se convierte en absurdas “ anteojeras” que limitan la visión del porvenir. ¿Y por qué digo esto?; simplemente porque una dictadura, tarde o temprano, será arrasada por el mismo pueblo que la padeció, pero una “democracia” en “metástasis inmoral” -como desafortunadamente se ha convertido la nuestra- no hay quién se la quite de encima, un pueblo adoctrinado en una ciega obediencia a leyes malvadas, que unos cuantos les dictan para su propio beneficio, está destinado al rotundo fracaso, y así el simple pueblo -que alguna vez fue el “pura vida-, se convierte en un rebaño idiotizado.
Un pueblo así sin darse cuenta se convierte en una “masa acéfala”, no pensante, está condenado: ¡por su misma ignorancia, a convertirse en un redil de gente resignada!, incapaz de levantar la voz, ¡ni de exigir respeto!, desconocedores de sus derechos y de su propia procedencia; obnubilados por la bisutería de la palabra y la verborrea barata.
Ya es hora de replantearnos cuáles son las bases y los auténticos fundamentos de una “REAL DEMOCRACIA” (aquella que los antiguos griegos imaginaron con justicia, con honor y honestidad; ¡IGUALITARIA!; … pero la maldición de este país es que esa dizque “democracia”, donde “todo resbala” y se pasan por pueriles, como “liviana rutina”, la podredumbre de siempre”; las constantes estafas, desfalcos y robos descarados que cometen los políticos, en contubernio con “jerarcas de pacotilla” y la descarada complicidad de “mandos medios”, que han sido los más peligrosos, y que detrás de un escritorio se han mantenido “agazapados”, manejando a su antojo los hilos de todos los presupuestos de las Instituciones más emblemáticas de nuestro querido país (algunas de ellas en la actualidad al borde del colapso), secuestrándolas y entrabándolas en una total inoperancia, con estrategias malvadas, mediocres e ineficientes.
Y todo esto en las puras narices “¡de un pueblo dormido; y anestesiado!, un pueblo que simplemente observa, -sin razonar-, indiferente y sonámbulo, sin atreverse a mover ¡un solo dedo! para revertir la situación… la ingrata realidad es que (como lo mencionó la profesora Yamileth Chaverri en un reciente artículo): “mientras al ¡LADRÓN! no se le señale como ¡LADRÓN!; se le culpe como ¡LADRÓN! y pague como ¡LADRÓN!, este desparpajo no tendrá remedio; (y aquí ni la Fiscalía ni la Defensoría han hecho nada digno de enaltecer); un día sí y otro también somos impávidos testigos de innumerables casos de corrupción, protagonizados por “falsos empresarios y patanes “políticos” (choriceros con corbata), casos que nunca llegan a nada y quedan sepultados bajo una montaña de papeles inservibles; y los culpables ¡muy felices!, a lo sumo “condenados a casa por cárcel”, o en la mayoría de los casos simplemente optan por “dejar pasar el tiempo”, para que casos gravísimos de descarada corrupción se caigan solos bajo el peso de su propia prescripción, mientras la Fiscalía con todo su nutrido séquito de “colaboradores” se pasó mirando para otro lado; de seguir así, este país terminará con una mano adelante y otra atrás, consumido en la miseria y la ignorancia y, lo peor: padeciendo de una incurable, aceptada y embrutecida… ¡RESIGNACIÓN!