Es muy normal tener expectativas de los hijos, los amigos y por supuesto la pareja, sin embargo, suele ser la forma más común de estrellarnos contra una realidad ineludible: “cada quien es como es”.
Puede que por un tiempo se limite en algunas cosas para complacernos o evitar confrontaciones, pero tarde o temprano siempre dejará ver su verdadera personalidad y a veces esto nos entristece por el hecho de estar esperanzados de que ese ser será como queremos.La mejor forma de no decepcionarnos entonces es aceptar que los demás no tienen por qué actuar como nosotros lo haríamos o pensamos deben hacerlo, imaginar lo contrario no es más que una creencia errónea sobre los actos de otra persona que probablemente no sucedan como ideamos en nuestra mente, convirtiéndose así en una trampa mortal.Además, deberíamos tener claro que nuestra felicidad solo debe depender de nosotros.
LAS DECEPCIONES
Los problemas surgen muchas veces por esas creencias que tenemos en los demás sin tomar en cuenta que quizás la realidad nos sorprenda de una manera diferente.Por otra parte, la realidad es que a veces las personas adornan su forma de ser, mostrándose de determinada manera, pero a la hora de la verdad se transforman en todo lo contrario, lo cual suele decepcionarnos, haciéndonos perder en muchos casos la fe en los demás y nos volvemos desconfiados de todo lo que nos digan.
Sin embargo, ellas no tienen la culpa sino que nosotros nos formamos un ideal distinto, por lo cual al final en realidad el problema son nuestras expectativas. La mejor forma de evitar esta situación es no esperar nada de los demás y aceptar las circunstancias de la mejor manera. No podemos decidir cómo tiene que actuar el resto de la humanidad porque sencillamente no tenemos dicho poder.
Nunca espere nada: Para evitar este mal momento existen algunas formas muy efectivas que podemos empezar a poner en práctica para evitar sentirnos tristes ante la actuación tan diferente que acaban teniendo las personas de nuestro alrededor:Empecemos por asumir que nadie es perfecto, porque usted tampoco lo es y también ha caído en contradicciones alguna vez. Deje de juzgar y empiece a aceptar que errar es de humanos. No solo el resto se equivoca, usted también.
Respete la individualidad: Cada uno de nosotros tiene una forma de actuar diferente. Por eso es mejor estar abiertos y respetar que los actos de esa persona no van a ser los que nosotros, en un principio, creíamos que serían.*Casi nunca recibirá algo a cambio: Pensamos que por hacer ciertas cosas recibiremos otras a cambio, pero esto no es así. Su amistad y confianza quizás no se vean correspondidas de la misma manera.
Lo más sano es dar sin esperar a recibir: Nuestras expectativas provocan que hagamos a los demás responsables de nuestra felicidad y de ahí que el resultado sea siempre negativo. Nunca permita que su felicidad se encuentre en manos ajenas, usted el único dueño de ella.En algún momento de nuestra vida todos hemos caído en la trampa de las expectativas. Lo importante es aprender y reconocer que no tenemos el poder para controlarlo todo. De esta manera dejaremos de llevarnos desilusiones.