Costa Rica está experimentando una transformación demográfica significativa. La población de adultos mayores crece a un ritmo acelerado, y con ella surge una necesidad urgente de adaptar y mejorar la infraestructura hospitalaria para enfrentar los retos específicos que presenta este grupo etario.
No podemos permitir que el envejecimiento de nuestra población se convierta en una crisis silenciosa de salud pública. Es imperativo que pongamos en el centro del debate la modernización y el fortalecimiento de nuestros centros médicos para ofrecer una atención digna y adecuada a nuestros ancianos. No en vano, este miércoles un grupo importante de adultos mayores se manifestó en el Parque Central para exigir la construcción de un nuevo hospital geriátrico.
Aseguran que el Blanco Cervantes está saturado, por lo que resulta urgente un nuevo edificio.
El envejecimiento de la población no es un fenómeno aislado ni inesperado; es una tendencia global que también se refleja en Costa Rica. Según datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INEC), el porcentaje de personas mayores de 65 años ha aumentado significativamente en las últimas décadas y se proyecta que seguirá creciendo.
Este cambio demográfico trae consigo una serie de desafíos, especialmente en el ámbito de la salud, pues los adultos mayores requieren una atención especializada debido a las condiciones crónicas y las múltiples comorbilidades asociadas con el envejecimiento.
La infraestructura hospitalaria actual no está completamente preparada para enfrentar las demandas específicas de una población envejecida, aunque el personal de salud sea valiente en su labor.
Las instalaciones existentes muchas veces carecen de adaptaciones fundamentales que faciliten la movilidad y el acceso para los pacientes mayores, como rampas adecuadas, pasillos amplios y señalización clara. Asimismo, la falta de equipos médicos especializados y personal capacitado en geriatría limita la capacidad de ofrecer una atención integral que aborde las necesidades complejas de este grupo etario.
Uno de los aspectos críticos es la necesidad de servicios de atención geriátrica especializada. Los hospitales deben contar con unidades dedicadas a la atención de adultos mayores, equipadas con tecnología avanzada y personal altamente capacitado en el manejo de enfermedades geriátricas. La creación de centros de atención integral para el envejecimiento, que integren servicios médicos, psicológicos y sociales, es esencial para ofrecer un enfoque holístico en el cuidado de los ancianos.
El dinero que se dedica a infraestructura hospitalaria no es solo una cuestión de usar adecuadamente recursos financieros; se trata de un acto de justicia social y una inversión en el bienestar futuro de nuestra sociedad. Los adultos mayores han contribuido significativamente al desarrollo del país y merecen recibir una atención médica de calidad que respete su dignidad y les brinde una mejor calidad de vida. La modernización de nuestros hospitales debe ser una prioridad nacional que refleje nuestro compromiso con el bienestar de todos los ciudadanos, independientemente de su edad.