Desde el comienzo de la pandemia del Covid-19 las actividades de las personas han cambiado para bien y algunas para mal. Pero en especial en el sistema de salud. No nos vamos a enfocar en Japón o como Taiwán con un mejor sistema de salud que el nuestro logró contener el virus sin tener que detener la economía de toda la isla. Pero si lo concatenamos con el ingreso de Costa Rica a la OCDE, solo falta poder pagar cerca de $17 millones.
No es un secreto que la salud de la población es un tema frecuente entre los burócratas, manteniendo las distancias que cada país es heterogéneo y por ende sus políticas varían, pero muchas veces la manera en cómo se destinan esos recursos no son de la mejor manera y se termina ofreciendo un servicio de baja calidad a un alto costo.
Cuando hablamos de un servicio público, estamos hablando que sea del Estado y gestionado por este y, por tanto, que los ciudadanos estén obligados a financiar e integrar el sistema. En definitiva, cuando se piden servicios públicos nadie está pensando en asociaciones o empresas ofreciendo dichos servicios, no debería llamársele servicios públicos sino estatales.
Todo esto nos lleva a una inquietud, quién es el que está pagando por esos servicios. Porque no son gratuitos, sino que estos llegan a ser financiados por medio de impuestos camuflados con nombres ostentosos. Y vimos cómo a las personas y a los patronos les cuesta cerca de $330 su seguro social y, según datos del 1998 Costa Rica invertía en salud cerca del 6,3% del PIB, el cual se destinaba para compra de medicamentos, atenciones o consultas médicas, mantenimiento de infraestructura, etc. Esto significa que 225 mil millones eran destinados a la salud, evidentemente esta cifra 22 años después es mucho más alta.
El impuesto a la salud o las cargas sociales llegan a significar un enorme ingreso para la institución, al punto que en la debacle económica que vivimos, que se traduce en cierre de empresas y suspensión de contratos, la Caja ve cómo sus ingresos llegan a disminuir significativamente.
Además de que existe el concepto erróneo donde se piensa que la salud pública es una donde si no pagas literalmente lo mandan a morir. Y es por eso que el Estado aparece como un “salvador”. Lo que no tenemos dentro de nuestro subconsciente es que mensualmente aportamos más de $300 por persona trabajadora para poder mantener a ese salvador.
*ANFE