A un día del primer debate entre los precandidatos del Partido Acción Ciudadana (PAC) que transmitirá Extra TV este jueves 22, el economista Welmer Ramos, conversó Iary Gómez, gerente general de Grupo Extra; y Paola Hernández, directora de DIARIO EXTRA; para exponer su visión de desarrollo, compromiso y propuesta para atacar problemas urgentes como el desempleo, la falta de infraestructura, la pobreza y el crecimiento del país. Ramos reconoce ser muy cercano al líder fundador del partido Ottón Solís y no duda que en un eventual gobierno, este ocuparía un papel fundamental.
¿Por qué se decantó por ser economista?
-Fue un tema primero por un compromiso social y cómo podíamos hacer un país donde todos “cupiéramos”. Al principio pensé estudiar medicina, pero cuando llegué al curso de biología 2, supe que no podía hacer disecciones y cambié a economía siguiendo algunos patrones de entonces. Trabajé 23 años para el Banco Central en temas de política crediticia, luego política cambiaria y monetaria. Allí aprendí a hacer cosas, entender la economía, a investigar y tener una visión mucho más analítica de lo que sucedía. Luego por ese llamado “social” de hacer cambios me fui a trabajar a la Asamblea Legislativa, aunque con un salario mucho menor, esto lo hice sin contarle a mi esposa, porque era un reto para mí, para hacer de este un país más inclusivo y participativo.
¿Cómo incursiona en la política?
-Quizás al principio tuve una base socialdemócrata que me formó, pero luego vi que la socialcristiana también incluía ese enfoque, y que el problema no era de doctrinas, sino de quiénes se apoderaban de esas ideologías para hacer lo que les daba la gana. Fue desde 1988 que incursioné en la política, cuando Ottón Solís renunció al Ministerio de Planificación e iniciamos un movimiento que se llamaba, “Mi voto por un programa”, para exigir a los candidatos su compromiso para que los cumplieran si llegaban al poder. Luego yo me desvinculé de la política y regresé en el 2000 cuando aparece el PAC, del cual soy de los primeros asambleístas nacionales que tuvo, participé en la construcción de los primeros estatutos y códigos. Luego en el 2014, don Luis Guillermo, me pidió ser su ministro de Industria, Economía y Comercio.
¿Por qué decide aspirar a la presidencia del país?
-Yo decidí renunciar al ministerio el 2 de febrero, que era el último día para hacerlo y poder aspirar a la presidencia. Lo hice porque durante años un grupo amplio del PAC, concertamos una idea de visión de desarrollo, y había que poner el nombre de esa persona para llevar esto adelante y hubo convergencia a mi alrededor, de grupos a lo interno. Esto es un tema de muchísima responsabilidad. Por eso decidí poner mi nombre y llevar este proyecto país, pero es por esa razón, no por una ambición personal, ni vanidad, es un compromiso con el país.
Usted y Carlos Alvarado, tomaron esa responsabilidad en el llamado “gobierno del cambio”, ¿qué sensación le deja la estructura del PAC?, ¿por qué solo ustedes dos aspiraron?
-En el PAC sus dirigentes son personas de clase media, que no tenemos grandes capitales para poder patrocinar un esfuerzo de este tipo, se hace con los aportes de muchas personas. También tiene gente en su base con muchísima capacidad. Por otro lado, hemos hecho de la política, una actividad que ha sido censurada y ensuciada por algunos. Entonces el que se mete en esto sabe que le quieren pegar pulgas que no le corresponden, poner tu nombre para dar una pelea por el país, pero que es ingrata, que parte de una percepción de que quien se mete en algo es sucio o malo, esto es algo que deberíamos cambiar.
¿Cuánto planea invertir Welmer Ramos en la convención interna?
-Primero hay que decir que hay otros partidos que invierten capitales enormes en estas campañas, esto es una lucha desigual. Por ejemplo, usted ve que Liberación gastó en su convención ¢1.250 millones, yo le aseguro que mi campaña andará por ahí de ¢20 millones, comparados con esa cantidad de plata, es nada. La pregunta que se debe hacer es ¿qué es lo que mueve a estos partidos a gastar ¢1.250 millones que no se los puede resarcir el erario público, ¿por que esta precampaña no tiene deuda política?, ¿quiénes son los que apartan?, ¿por qué alguien pone tanto dinero, y de dónde sale? De manera desinteresada alguien va y dona ¢100 ó ¢200 millones para una campaña como si nada, algo está pasando. Yo tengo el incentivo que el costarricense dejó de estar marcado por un sello de partido, y ahora es un voto informado, racional y eso lo dicen las encuestas, donde un 70% no tiene partido y que se decide en enero, eso muestra que la gente busca las propuestas.
¿De dónde saca usted el dinero?
-De la colaboración de la gente, cada cantón lo hace de forma individual con pequeños aportes, y también con recursos propios.
La clase media se queja de las escasas opciones para obtener créditos para vivienda, por ejemplo, ¿qué propone usted?
-Lo que proponemos es un “leasing de vivienda”, que sería un contrato donde alguien alquila una vivienda por 20 años y al final del periodo esa casa le pertenece, sin préstamos, hipoteca ni nada. Y esto les interesa a los bancos, porque el Estado le va a mejorar las condiciones y les dice a los bancos que en lugar de pagar el 30% de renta en el leasing, le cobra el 10%, o en lugar de tener un encaje legal del 15%, que pueda usar el 100% de los recursos, esto hace que las cosas funcionen y eso le da un empujón grande a la construcción e incluso volver a que la gente vuelva a vivir en la capital.
Usted habla también de ayudar a las empresas nacionales…
-Nos hemos olvidado de promocionar la empresa nacional, porque el mercado es muy ingrato. Es necesario que el país vuelva a apoyar la industria local, las pymes, con servicios de acompañamiento empresarial, para que puedan mejorar sus productos y llevarlos en calidad a nivel internacional. En las compras que el Estado hace para hospitales, cárceles, comedores escolares, que se orienten al mercado local y que sean la base del despegue. Pero también hemos firmados tratados y no hemos abierto mercados. Costa Rica sí juega limpio y abre sus mercados, pero cuando vamos a otros países nos ponen restricciones como reglamentos técnicos, sanitarios, entonces una empresa llega a vender queso y leche a otro país y le dicen que el tipo de etiquetado no cumple los requisitos y es una barrera infranqueable.
Tiene un apoyo importante del sector agrícola…
-El agro es fundamental, no hemos sabido darle el empoderamiento y el empuje para sacar su potencialidad, Costa Rica debería tener los mercados latinoamericanos y del Caribe saturados de productos agroindustriales costarricenses. Si logramos ese impulso vamos a dar empleo en las regiones más afectadas por este y que la gente no se venga a las ciudades, pero hacerlo con tecnología de punta.
Volviendo al tema de la convención del 9 de julio, ¿quién está detrás de Welmer Ramos, tiene usted el apoyo de Ottón Solís y su grupo?
-Son varios sectores, grupos Amanecer, Germinar, Juventud Progresista, Esperanza, del grupo original dónde está don Ottón hay mucha gente que están con este movimiento.
¿Llevaría a Ottón Solís a un gobierno suyo?
-Ottón es un referente, un líder, políticamente coherente, le guste o no a algunos, su forma de ser es la misma a través del tiempo, le tengo un gran respeto y lo consulto. Estoy seguro que a partir del 10 de julio, va a estar muy cerca de nosotros y claro que sí lo incluiría (en un gobierno), él debería de ser como un súper ministro. Sabe mucho de hacienda, de tratados internacionales, de ética y de reformas del Estado.
¿En qué se diferencia usted de Carlos Alvarado?
-Lo principal es en temas de formación y experiencia. He sido un economista que ha estado haciendo cosas por los últimos 33 años, haciendo programas de gobierno, estudiando la problemática nacional, en la Asamblea asesorando en comisiones. También con proyectos de ley como el TLC y su implementación, Banca para el Desarrollo, como profesor universitario, como ministro de Economía, el fomento de la actividad en diferentes sectores. Carlos (Alvarado) considera que yo soy muy proteccionista y que el país puede competir mucho más a pura competitividad, eso no es tan cierto, porque otras naciones pagan sueldos por debajo de la línea de la pobreza, no tienen cargas sociales o no respetan leyes ambientales, eso no es ser competitivo, yo en eso no creo. Por ejemplo, él está a favor del matrimonio entre personas del mismo sexo, yo no. Yo soy más progresista que él, eso significa dónde tenemos que aplicar cambios.
¿Cómo resolvió la controversia del pastor evangélico que se dijo lo estaba apoyando?
-No fue ningún apoyo, que igual no tendría nada de malo, lo que pasó es que hay un grupo cercano a Carlos que está a favor del aborto y del matrimonio gay, y que al estar yo en contra de eso, han querido crear una controversia. Pero no es un tema religioso.
Se ha dicho que Carlos Alvarado tendría una cercanía con el presidente Solís, ¿eso le preocupa a usted?
-No, sé sobre esa relación cercana de él con el presidente, lo que sí le puedo decir de mí, es que a partir de mi renuncia como ministro me alejé de Casa Presidencial y no he hablado con el presidente desde entonces. Yo creo que la lucha política no puede estar metida con el gobierno y esos favoritismos que tanto critiqué en el pasado y que los he visto como corrupción, entonces jamás me acercaría a pedir favores. No puedo decir nada de Carlos, pero si esto hace que me vea lejano del presidente, pues en buena hora.
En la Asamblea Legislativa cuestionan al PAC por el tema de los sobresueldos y los más de 1.000 viajes que ha hecho el gabinete y directores ejecutivos de este Gobierno, ¿qué opina?
-Sobre los sobresueldos no se justifica, pero son problemas que venían de administraciones anteriores y que se subsanan ahora para que nunca más vuelvan a suceder. Yo fui de los que menos viajes hice, cosa que se puede chequear. Creo que hoy existen muchos mecanismos donde no es necesario viajar, pero en otros casos es imprescindible. Creo que cada viaje debería tener un costo beneficio para el país.
¿Si fuera presidente, sería más cauteloso en los viajes de su gabinete?
-En el ministerio fui muy cauteloso sobre los viajes, si no hay un costo beneficio para el país, ese viaje no se justifica.