Dr. Gerardo Zúñiga Zúñiga
Abogado, politólogo, historiador y regidor municipal
Recientemente, leí un informe de Bethany Colombia, el cual indica que la mejor manera de inspirar a los jóvenes es predicar con el ejemplo, y que su inclusión “en el aparato productivo es un elemento clave para el crecimiento económico y el desarrollo sostenible de una nación, y por tanto se debe aprovechar el talento y la creatividad de la juventud”, pues contribuye en la generación de nuevas ideas, la innovación y la competitividad en el mercado global.
Brindarles oportunidades laborales dignas y justas es esencial para combatir la desigualdad y reducir la pobreza. La inclusión laboral permite que estos puedan ser autosuficientes, mejorar su calidad de vida y contribuir al bienestar de sus familias y comunidades. Definitivamente la educación y la inclusión en el aparato productivo favorecen la consolidación de una juventud empoderada y resiliente. Estas personas son el presente y el futuro de cualquier sociedad. Defender sus derechos, proporcionarles una educación de calidad y promover su inclusión en el aparato productivo son pilares fundamentales para construir una sociedad justa, igualitaria y próspera.
Cuando los jóvenes son empoderados y valorados como actores fundamentales en el progreso social, se crea un entorno propicio para la innovación, la solidaridad y el desarrollo sostenible. Al reconocer su potencial transformador y brindarles las herramientas para crecer y prosperar, se sientan las bases para una sociedad más equitativa y un futuro prometedor para todos, por todo esto, invertir en dicha población no solo es una responsabilidad moral, sino una estrategia inteligente para construir un país más fuerte.
Esta etapa de la vida está caracterizada por la búsqueda de identidad, la formación de valores y la toma de decisiones autónomas cruciales para el futuro. Garantizar y defender sus derechos es crucial para que puedan desarrollarse plenamente, sin limitaciones ni discriminaciones que obstaculicen su crecimiento personal y profesional.
La educación es el pilar fundamental para su desarrollo y la construcción de una sociedad más justa e igualitaria. Una educación de calidad y accesible para todos es un derecho fundamental que les brinda las herramientas necesarias para enfrentar los desafíos del mundo actual e incursionar con garantías en el mercado laboral.
La educación integral no solo implica adquirir conocimientos académicos, sino también desarrollar habilidades como el pensamiento crítico, la creatividad y la resolución de problemas. Esto permite que los jóvenes sean ciudadanos, activos y conscientes de su entorno, capaces de contribuir positivamente a la sociedad, siendo agentes de transformación.