En este mes de la Patria, en setiembre de 2023, a los costarricenses y al Gobierno de la República, los miembros de la Asamblea Legislativa y el Poder Judicial, nos llegó la hora de la verdad: el narcotráfico y la criminalidad organizada están a punto de despedazarnos y hundirnos como sociedad. Si no cambiamos radicalmente de rumbo, terminaremos siendo un país fallido.
¿Cómo es posible que, en Costa Rica, según datos ciertos del OIJ, existan más de 280 estructuras criminales identificadas y que, en la ciudad de San José, existan más 1.000 (mil) búnkeres dedicados a la venta y al tráfico de cocaína y otras drogas ilegales?
Hemos llegado al extremo que las mafias en Puntarenas, como mensaje a otras bandas y para amedrantar a la ciudadanía, dejan envuelto en una bolsa de plástico, al mejor estilo de los carteles mexicanos, la cabeza de otro narco. Eso es terrorismo y después… en esta espiral de sangre y muerte, seguirá el secuestro y la extorsión de alcaldes, políticos, comerciantes, industriales y ciudadanos comunes, hasta lograr desestabilizar totalmente al país y poner al frente de los principales cantones y en los más altos cargos públicos, a serviles y achichincles de esas mafias del narcotráfico.
Este Gobierno no tiene la culpa. Esta tragedia se viene gestando desde hace varias décadas, hasta que esta brutal crisis de inseguridad nacional y ciudadana explotó como el primer tema de la AGENDA NACIONAL. Pero quienes nos gobiernan, porque así lo decidió el pueblo en las urnas electorales, SÍ serán responsables ante la historia si no son capaces de proponerle al país un PLAN INTEGRAL de lucha y combate inmediato contra estas mafias nacionales y contra las estructuras de crimen organizado que han montado en Costa Rica.
Esta crítica situación es un solemne acto de irresponsabilidad estatal y ciudadana que no puede seguir así. ¿Cómo es que en San José hay más búnkeres que pulperías y si esos centros están identificados, cómo es que la Fuerza Pública, la PCD, la Policía Municipal y el OIJ, no están actuando con fuerza y a fondo?, con operativos policiales contundentes contra estas mafias y las 280 estructuras criminales del narcotráfico identificadas en Costa Rica.
Pero lo más grave: ¿Cómo es que no se termina de entender y aceptar que el problema NO es solo POLICIAL y que mientras no exista un PLAN INTEGRAL paralelo de políticas públicas sociales, educativas, salud pública, vivienda popular y de lucha contra la pobreza y la marginalidad que afecta al 40% de nuestros habitantes, esta batalla nacional estará perdida, por más operativos policiales exitosos que se realicen en San José, Puntarenas, Limón, el Pacífico Central, Guanacaste y las regiones fronterizas?
¡Reaccionemos ya, costarricenses! Exijamos, desde muchos frentes, ese PLAN INTEGRAL para lograr RESULTADOS que traigan paz y seguridad a Costa Rica.