El 20 de enero Donald John Trump asumirá como el 47 presidente de Estados Unidos (EE. UU.) con la tradicional ceremonia en el Capitolio, en Washington D.C.
La investidura será administrada por el presidente de la Corte Suprema, John Roberts. Tras el juramento, se espera que Trump dirija un discurso inaugural, en el que expondrá las prioridades de su gobierno para los próximos cuatro años.
El republicano ganó las elecciones estadounidenses del 5 de noviembre y deberá esperar 76 días para volver a ser presidente (ocupó el cargo entre 2017 y 2021).
Se ha confirmado la asistencia de diversas figuras políticas y gobernantes de todo el mundo, entre las que posiblemente se encuentre el mandatario costarricense, Rodrigo Chaves. Sin embargo, por ahora no se revela cuáles artistas participarán en el evento.
La transición de poder entre administraciones es un momento clave en la democracia estadounidense y este traspaso no será la excepción.
A pesar de los retos políticos y sociales que enfrenta el país, el acto pretende reafirmar los valores de unidad, estabilidad y respeto por las instituciones.
Detalles de la investidura
El cambio de gobierno se rige por la Ley de Transición Presidencial creada en 1963, no obstante, la fecha quedó establecida desde 1933, cuando se aprobó la Vigésima Enmienda de la Constitución, la cual establece detalles sobre el inicio y final de los mandatos de los funcionarios federales electos.
El cambio fue implementado para reducir el periodo de transición entre administraciones, ya que previamente la ceremonia se realizaba el 4 de marzo. Franklin Delano Roosevelt fue el primero en tomar posesión el 20 de enero, cuando comenzó su segundo mandato en 1937.
Dicha norma también trasladó el inicio y final de los mandatos del Congreso, que comienzan antes que los presidenciales, por lo que los miembros del Poder Legislativo comienzan funciones el 3 de enero.
El traspaso de poderes en EE. UU. es una de las tradiciones democráticas más antiguas y emblemáticas del mundo. Desde la toma de posesión de George Washington, en 1789, este acto ha simbolizado la legitimidad del gobierno.
Para la ceremonia del traspaso de poderes el Congreso aprobó $11,2 millones, de acuerdo con información de la Administración de Servicios Generales (GSA), una agencia autónoma del gobierno estadounidense, encargada de gestionar los recursos presupuestarios.