Soy una mujer casada de 28 años. Tengo tres años de casada y mi esposo cada vez que tenemos relaciones sexuales tiene que “parar a medio camino” porque le duele mucho la ingle. Le hicieron un ultrasonido y le detectaron una hernia. Ahora nos dijeron que lo que sigue es que lo operen, pero él no quiere operarse, le da miedo, pero ya la hernia lo hace renquear a veces. Nos han dicho que se puede curar con una fajas y cierto tipo de vendas.
– Las hernias en las ingles son relativamente frecuentes en los hombres, y son producto de una debilidad en la pared abdominal que hace que se rasgue, y por esa abertura puede salir parte del contenido abdominal, sea el intestino o unas capas que lo rodean llamadas epiplón.
En la mayoría de las personas las hernias dan pocas molestias, y casi siempre se manifiestan como un bulto que aumenta de tamaño cuando se hacen esfuerzos como toser, hacer pesas, o con cuadros de diarrea o estreñimiento. En otros casos, genera una leve molestia, que es un “disconfort”, o desconsuelo que pasa desapercibido la mayor parte del tiempo. Desdichadamente, en un grupo de pacientes las hernias generan un dolor constante que además se incrementa con ciertos movimientos y desde luego en el acto sexual.
Es entendible que todos le tengamos cierto temor a las operaciones, sin embargo, las cirugías con la que se reparan las hernias son sumamente seguras, rápidas, y usualmente se realizan de forma ambulatoria, de tal manera que el paciente ingresa y sale el mismo día.
Aun cuando se anuncian con bombos y platillos fajas, vendas, y otros dispositivos que se colocan en el abdomen y la zona inguinal, es importante dejar claro que ninguna de esas medidas va a remediar el problema herniario, y la cirugía es el único tratamiento que lo elimina.