La frustración puede darse por la demora, el impedimento y el obstáculo. Ya me referí a la demora en un escrito anterior. Paso ahora a describir los otros dos.
Por impedimento, a causa de un obstáculo que se interpone entre la necesidad y la satisfacción, y es el tipo más común de frustración. El impedimento puede provenir de los demás o de uno mismo.
De los otros: prohibiciones injustificadas, lo sean o no lo sean, pero así se ven, por ejemplo, por un joven que pretende irse independizando; y, peor aún, lo que se consideran arbitrariedades… En ocasiones, el impedimento que se atraviesa entre la necesidad y la satisfacción, se origina en uno mismo: defectos sensoriales, enfermedades físicas o psicológicas, conflictos de conciencia, aspiraciones desmedidas… Obviamente, que en la medida en que la necesidad y satisfacción se sientan con más fuerza, la frustración será mayor cuando se interpone un impedimento.
El conflicto que, con la demora y el obstáculo, desencadena frustración, se da cuando en la misma persona hay dos o más deseos contradictorios, y la satisfacción de uno impide la del otro, lo que crea inevitablemente división interior, desaceptación y consiguiente malestar. Debido al sinnúmero de conflictos que se suscitan en el discurrir de la existencia humana, los entendidos en la materia subdividen en conflictos de atracción-atracción, repulsión-repulsión y atracción-repulsión simple y múltiple.
He aquí una esquemática descripción de cada grupo. El conflicto de atracción-atracción se da cuando dos objetos del deseo o necesidad me atraen igualmente: me urge salir y en ese preciso instante un amigo me exige a la puerta de la casa que le atienda. Ya está el conflicto, ¿qué hago? El de repulsión-repulsión tiene lugar cuando dos o más objetos al mismo tiempo me repelen, pero me veo obligado a optar por uno o por otro: no me satisfacen ninguno de los trabajos que se me presentaron, pero he de trabajar para sostener a mi familia… El conflicto por atracción-repulsión sobreviene cuando el ser humano se siente movido por dos estímulos: uno que atrae a nivel utilitario, de gusto, y otro que inhibe a nivel moral o social: sientes amor por una mujer, pero está casada… El conflicto atracción-repulsión puede ser, a su vez sencillo cuando los deseos antagónicos son dos solos o múltiple cuando son más.
Así, pues, conociendo el origen de la frustración, esfuércese por evitarla para su bien y el de los demás.