El fin de año recién pasado surgió una discusión porque la carroza de la Universidad Autónoma de Centroamérica (UACA) exhibía una frase, exaltando la importancia de la familia natural. Este hecho, tan normal entre los normales, provocó que el representante del gobierno para el sector LGBTI levantara la voz de protesta, aduciendo que dicha frase era discriminatoria.
En lo personal no soy de los que se inclinan por hacerles un monumento a estos sectores, pero sí tengo respeto por quienes tienen esos gustos; por ejemplo, a mí me agrada el whisky y a otros les puede gustar el chirrite, y eso es respetable. Lo que no es de recibo es la pretensión de estos grupos de ubicar a las uniones de homosexuales a la par de la familia natural, formada por un hombre y una mujer, pues solo puede haber igualdad de derechos cuando hay igualdad de condiciones y es obvio que aquí no se da y por lo tanto no hay discriminación.
La frase “La familia natural” tiene un contenido sustantivo para el desarrollo de la humanidad, pues es la que procrea y cría, y me pongo como ejemplo. Estoy casado, tengo cuatro hijos y dos hermosos nietos, Nico y Belén. Eso es lo natural. ¿Por qué una unión de homosexuales no puede exhibir lo mismo? La respuesta es sencilla: porque no es una familia natural. Les guste o no, esa es la realidad. La naturaleza no permite que un hombre se embarace de otro hombre o una mujer de otra mujer, así que no me venga a decir que son uniones iguales con idénticos derechos porque no lo son.
Hay que aceptar que en este mundo de hoy muchas cosas han cambiado y es comprensible que este tipo de parejas tengan algunos derechos. Si quieren casarse que lo hagan, pero no con los mismos derechos de la familia natural porque no son iguales; ir a los hospitales a ver su pareja no hay problema; definir el asunto de herencias está bien; el aseguramiento en la CCSS es un derecho humano, que es importante reconocer, etc.
Donde esta sociedad en un 99,99% no está dispuesta a transigir es en la adopción niños y menores de edad por parejas homosexuales. En lo personal considero que eso sería sencillamente un crimen, sería exponer a seres humanos que están en proceso de formación a conductas antinaturales. Imagínense la confusión que se le crearía a un niño o niña ver a un par de personas del mismo sexo durmiendo juntas, dándonos un beso, etc., cuando ven que todos sus compañeros de escuela tienen una madre y un padre. ¿Seríamos capaces de hacerles eso a nuestras futuras generaciones? Espero que el PAC y su gobierno rectifiquen su conducta y respalden la familia natural, así como lo hizo el alcalde de San José, don Johny Araya.
Es importante decirles a estos grupos que el respeto debe ser en doble vía, que así como estoy obligado a respetar su comportamiento, ellos también están obligados a respetar mi posición, ese es mi derecho constitucional y absolutamente mayoritario en esta sociedad. Platón dijo “nadie es más odiado que aquel que dice la verdad”. Señores del gobierno y defensores de esas políticas, esta es la verdad, les guste o no.
*Periodista