La esperanza es una fuerza poderosa que impulsa a los seres humanos a seguir adelante en los momentos más difíciles de la vida, es un sentimiento profundo que nos permite creer en un futuro mejor y nos brinda la fortaleza para superar los desafíos que se presentan en nuestra vida, por tanto, se nos convierte prácticamente en un estado de ánimo interno con el cual debemos creer en que aquello que uno desea o pretende sí es posible confiando en la esperanza.
De ahí que la esperanza nos da un sentido constructivo y asertivo a nuestra vida, y nos impulsa para que luchemos por alcanzar nuestros posibles objetivos, siendo que nos ayuda a soportar momentos difíciles de la vida, donde la dificultad amenaza con destrozarnos, y nos provee consuelo para pasar a vencer esos momentos de angustia en donde nos parece que no saldremos adelante, y esto hace que tengamos confianza en nosotros mismos.
San Pablo afirmaba “ La virtud de la esperanza corresponde al anhelo de felicidad puesto por Dios en el corazón de todo hombre; asume las esperanzas que inspiran las actividades de los hombres; las purifica para ordenarlas al Reino de los Cielos; protege del desaliento; sostiene en todo desfallecimiento y dilata el corazón”.
Por tanto podemos afirmar que la esperanza consiste en un deseo y que con firmeza creemos que este deseo se hará realidad.
Sin embargo, hemos de tener en cuenta que la esperanza no significa que los problemas se solucionarán por sí solos, y que todo va a salir bien sin luchar por ello.
Martin Luther King decía que “… todo lo que se hace en el mundo es obra de la esperanza” y es que la esperanza es lo que nos lleva a que estemos en activo, soñando, creando, y construyendo…
Desde los tiempos inmemorables, la esperanza ha estado en la vida de las personas, ya que todos hemos tenido, en algún momento de nuestra vida, la esperanza de que algo salga bien o que simplemente resulte como nosotros queremos.
Si uno no tiene sueños no tiene esperanza, y si no tenemos esperanza no tenemos sueños.
*Abogado, politólogo, historiador, exdiplomático