Cuando muchas personas escuchan hablar de la Duquesa no pueden dejar de pensar en pancitos suavecitos, con o sin relleno, dulces o salados. Las puertas de esta panadería están abiertas desde 1923, cuando se asentaron en los bajos de la Prensa Libre. Por esto es que están contentos, pues ya suman 80 años de historias. El encargado de darle vida a este negocio fue Joaquín Orozco Sandoval (q.D.g.) quien empezó trabajando en el corazón de la capital para luego trasladarse hasta el cantón de San Ramón, donde aún siguen deleitando a muchos con sus creaciones.
Su hijo, Edwin Orozco Flores, fue el elegido para preservar este legado familiar y su nieto, Dervin Orozco Barrantes, no se queda atrás, es quien actualmente la está administrando.
CELEBRACIÓN GIGANTE
Los propietarios decidieron celebrar con el pueblo tan importante fecha realizando una serie de actividades para el disfrute de los ciudadanos. Entre ellas fue la elaboración de un queque gigante de 150 kilos, hecho en 24 horas y se utilizaron 120 kilos de pasta, 15 kilos de dulce de leche y 24 kilos de crema chantillí. Una vez que estuvo listo, al son del mariachi, cantaron cumpleaños y luego procedieron a partirlo y degustarlo con los presentes.
Dervin Orozco Barrantes, propietario, conversó con DIARIO EXTRA y afirmó: “Hoy estamos celebrando los 90 años, mi abuelo empieza allá en San José en los bajos de la Prensa Libre, luego de 10 años se viene a San Ramón e inicia varios talleres de producción con especialidad en tostelería. Así es como tenemos tantos años de estar, gracias a Dios, sirviéndole a este pueblo y los circunvecinos”.
MÁQUINAS DE ROSQUETES
Edwin Orozco Flores recuerda cómo su padre inventó un instrumento para la elaboración de los rosquetes: “Mi papá se inventó una máquina, que era un volante y dos piñones y no sé qué más, hacían mover como un molinillo grande para batir los huevos, porque este rosquete se hacía a base de pura yema de huevos y entonces había que darle como media hora y no se podía parar porque entonces se bajaba el producto. Había que tener una resistencia para estarle dando a aquello y cambiando de mano y eso fue hace tantos años, de esta manera rustica empezó todo. El rosquete se vendía mucho”.
SIGUEN SUMANDO RECUERDOS
Entre los panes más chineados de los clientes están los rosquetes, ilustrados, galletas de panadería, bollos alineados, bizcotelas y el famoso polvorón. Además de ser deliciosos hacen que algunos se remonten a sus años de infancia de cuando se encaramaban en los árboles a apear frutas, de las jugadas de carritos y muñecas. Por supuesto, no podía faltar el famoso quedó o las escondidas en los cafetales.
De igual forma se tienen panes más actuales, según las necesidades de sus clientes, que muchas veces pasan y compran para comer en el trabajo o en el cole.