Señor Carlos Ricardo Benavides, ministro de la Presidencia
Señor Pedro Castro, ministro de Transportes:
El robo legalizado que significa la concesión de la carretera San José – San Ramón, simplemente NO VA porque las y los costarricenses no lo queremos.
Los alcaldes no representan los intereses del pueblo, están para servir a otros, por eso no cuentan.
Hace muchas décadas, el pueblo construyó esa carretera con grandes sacrificios económicos, con el talento de nuestros magníficos profesionales y obreros: Desde abrir esa trocha (‘mala palabra’ en este gobierno), hacer la sub-base, la base, la carpeta asfáltica y demás. Para entonces, teníamos mucho menos recursos y lo hicimos, pero teníamos un MOPT y un ministro que sí funcionaban bien. Ahora nos informa don Pedro que al MOPT lo desmantelaron, lo convirtieron en un cascarón inservible, sin maquinaria, sin personal capacitado y, por lo que estamos viendo, también sin ministro, porque anda en otras cosas totalmente ajenas a sus obligaciones.
Nos preguntamos: ¿Desmantelar el MOPT será parte del plan de privatizar muelles, aeropuertos, carreteras, y demás servicios?
La Ley de Concesión de Obra Pública está llena de portillos, por los cuales, quienes dicen gobernar este país, se salen con la suya y violan la Constitución, la cual es clara al decir: “muelles, ferrocarriles, aeropuertos, carreteras y demás servicios tienen que estar en manos del Estado”.
Alegan que, como se le va a entregar a la empresa privada por 30 años no se viola la Constitución. Una semana, un día que se entregue es una semana, un día que se estaría violando. Imagínese ahora, 30 largos años violando la Constitución. ¡Qué lindo! ¿Verdad?
¿Cómo es que hace 40 años, con menos recursos, pudimos hacerla (no recarpetearla), y ahora que el gobierno tiene engavetados 1.600 millones de dólares para hacer carreteras y otras obras, tienen que traer una empresa extranjera sólo para recarpetearla? Pero, además, tenemos que entregársela por largos 30 años para que nos saquen miles de millones de dólares de los bolsillos que se llevarán fuera del país, cuando en manos del Estado, cobrando sólo ¢500ºº por sentido, en 5 años se recuperaría la inversión. SÓLO POR ESTA RAZÓN, LA CONCESIÓN NO VA.
La Ley de Concesión tiene que derogarse, pues sirve para que los corruptos hagan sus enormes y sucios negocios que dañan al país.
Recién, don Carlos Ricardo nos llamó “románticos enemigos del TLC y del desarrollo”. ¿Cuál desarrollo? Dijo que desde hace 10 años se derraman ríos de tinta contra esa concesión, pero que la concesión va…
Don Carlos Ricardo: Seguiremos derramando “ríos de tinta”, tratando de que quienes dicen gobernar comprendan que no se puede seguir con la mentira, el engaño, la amenaza y la burla a nuestra inteligencia como forma de gobernar.
Los y las costarricenses no somos siervos menguados (Siervos: sirvientes esclavos de un señor. Menguados: con poco talento).
Tratamos así, de evitar que el pueblo desesperado tenga que derramar ríos de sangre para rescatar la Costa Rica democrática, humanista, de bien social que, guiados por verdaderos estadistas honestos y patriotas, logramos forjar con grandes sacrificios. Hoy con el cuento de traernos desarrollo nos la están arrebatando para entregarla, generosos, al capitalismo salvaje.
Don Carlos Ricardo: Esto me recuerda el día que en Esparza, en el Palenque Nacaome, ante mi reclamo de que con el TLC perderíamos esa Costa Rica democrática y solidaria, usted me contestó: ¿Qué más solidaridad queremos, cuando las empresas extranjeras nos traerán trabajo y bienestar? Según eso, estas empresas no vienen aquí a explotar la mano de obra barata y nuestros recursos. Entonces, vienen porque son muy generosas y solidarias con este pueblo; son algo así como la Madre Teresa, que entregó su vida al servicio de la humanidad. ¿Qué les parece?
Don Carlos Ricardo, comprenda: las tiranías, aunque las barnicen de democracias, siempre serán tiranías. Y estas siempre terminan por derramar ríos de sangre del pueblo. Vea, señor, lo que está pasando en Europa, donde la gente, desesperada por la situación a la cual ha sido llevada, se tira a la calle reclamando sus derechos y algunos hasta se suicidan. Hacia eso nos están empujando ustedes.
*Comité Patriótico de Esparza