La Benemérita Biblioteca Nacional es una institución que recopila, conserva y difunde el patrimonio documental, la memoria y la identidad de Costa Rica. Tras el cierre de la Universidad de Santo Tomás, el Benemérito Manuel Obregón Lizano impulsó la creación de la Biblioteca Nacional, tomando como base las colecciones de libros de ese centro de estudios.
Comentaba su directora, doña Laura Rodríguez Amador, durante la entrega del matasellos que le otorgó Correos de Costa Rica a la institución en conmemoración de los 135 años de labores, que los costarricenses hemos sido afortunados pues no solo se rescataron valiosos libros y documentos del pasado, sino que, a diferencia de otros pueblos, no hemos sufrido la destrucción de obras o documentos invaluables por su valor histórico por razones de índole político o religioso y hoy forman parte de nuestra herencia, de nuestra memoria e identidad como nación.
En la actualidad la Benemérita Biblioteca resguarda, además de los 4.000 volúmenes con los que dio inicio su extraordinaria colección, miles de libros, artículos de prensa, material lúdico, mapas, audios, música y videos entre otros documentos que son entregados a la Biblioteca en cumplimiento de la Ley de Derechos de Autor y Derechos Conexos y la Ley de Imprenta. Dichas disposiciones legales tienen como propósito que tanto autores como editores compartan su producción intelectual para protegerla y colocarla al alcance de los usuarios a través de sus instalaciones centrales, de las 57 bibliotecas públicas que conforman el Sistema Nacional de Bibliotecas y los medios virtuales que han instalado.
La Biblioteca cuenta con un acervo documental que abarca desde del siglo XVI a la actualidad, con libros originales de gran valor por su riqueza ornamental o histórico hasta libros y documentación actualizada que nos permite tener un amplio rango de información sobre Costa Rica y el mundo.
Pero la labor de la Biblioteca no se ha limitado a la recopilación de ejemplares nacionales o extranjeros, ha trabajado en la restauración de documentos antiguos cuyo valor es incalculable, realiza exposiciones y acoge conferencias. La Biblioteca, es un centro cultural y educativo, que ofrece actividades gratuitas para todo público como talleres literarios, cursos de educación digital, talleres de arte, conversatorios, presentación de obras y un sinfín de actividades culturales con lo cual se busca acercar al mundo del conocimiento, las letras y la cultura a grandes y chicos.
Sus funcionarios han hecho un enorme esfuerzo por adecuarse a los tiempos y prestar cada vez un mejor servicio, implementando los procesos de digitalización de materiales para ponerlos al alcance de los usuarios que recurren a la institución en búsqueda de información en línea. Mediante su canal de Youtube, la Biblioteca se hace presente en todo el territorio nacional y en 153 países alrededor del mundo. A través de su sitio www.sinabi.go.cr se puede acceder a las colecciones más importantes con que cuenta la institución, así como a libros, documentos, audios y videos.
Su labor no es fácil, las necesidades propias de una biblioteca, los distintos programas que desarrollan en favor de la comunidad y la necesidad urgente de apoyar la educación y la cultura sobrepasan por mucho los presupuestos y los recursos con los que cuentan. Es cierto que la importante labor que viene realizando la Biblioteca Nacional y su personal, ha sido reconocida ya con el más alto honor que una institución pueda recibir: ser declarada Institución Benemérita de la Educación, pero no es suficiente, su trabajo de recopilación, conservación y difusión se ve amenazado por distintos factores que no pueden ser ignorados ni mucho menos obviados.
En la Asamblea Legislativa se discute el proyecto de Ley Marco para la Biblioteca Nacional, que debe ser analizado y pensando para dar respaldo, protección y permanencia a esta Institución Benemérita al servicio de la cultura, la educación y el resguardo del patrimonio documental de Costa Rica.
Por increíble que parezca, la Biblioteca Nacional carece de un sistema de extinción de incendios, lo que pone en grave riesgo el patrimonio de este país y la labor realizada por más de 135 años. Se necesita renovar el equipo de informática para que la institución pueda continuar con su labor de digitalización y difusión del acervo que resguardan, es urgente también dar mantenimiento a la infraestructura, así como renovar el mobiliario. Nada de lo anterior se puede descuidar o ignorar, ante una catástrofe lamentaríamos lo ocurrido, pero de nada serviría pues habríamos perdido parte del alma de nuestra nación.