El señor ministro de Información dijo recientemente que se hay una campaña permanente de agresión contra la señora Presidenta y yo en lo personal no tengo duda de ello. Los ataques se dan en todos los niveles y en todo el país, los costarricenses hacen chistes groseros contra la mandataria, todos los problemas son su culpa, aunque los mismos hayan sido producto de la incapacidad de otros gobiernos. Me tocó en los días de la visita de Obama escuchar a un conductor de autobús decirles a algunos contertulios lo siguiente, “ese chavalo de Obama sí que es tuanis, se ve que es humilde y que es capaz de meterse en cualquier lugar y hablarle a cualquiera. Estas medidas de seguridad que le impiden a uno caminar y conducir libremente por San José, estoy seguro, son culpa de esa pelotera que tenemos como presidenta”. Me dije para mis adentros, lo que es la ignorancia, pero aun así, eso es fiel reflejo de lo mal que el ciudadano común valora el trabajo de doña Laura.
Yo quisiera poder defender la gestión de doña Laura, pero encontrar argumentos para sustentar una defensa es como buscar una aguja en pajar. Partiendo de ahí, no hay duda de que las críticas que se le hacen a la presente administración, tienen un fuerte sustento en la realidad del gobierno que ha sido abrumado por sus propios errores. El ambiente es tan grotesco a su alrededor, que en lo personal siento pena ajena y lo lamento por la señora Presidenta, que como todo costarricense que llega a ostentar tan honroso cargo, desea dejar una huella positiva y que se le recuerde por sus aciertos, lo que desgraciadamente no verá doña Laura.
Los que hemos trotado por largo tiempo en los laberintos de la política, sabemos que la negociación y la comunicación son dos armas insustituibles en el ejercicio del poder. De ahí que no es aceptable que la señora Presidenta haya cometido error tan elemental, culpa esta que también baña a todo su equipo de gobierno. Francisco Patrizzi, filósofo italiano, señala sobre el arte de gobernar que “un gobierno debe reunirse como un cuerpo que mira con muchos ojos, que trabaja con muchas manos y que camina con muchos pies”. Para efectos de este gobierno, puedo afirmar sin temor a equivocarme, que la minusvalía ha sido total, los hechos así lo confirman.
Ver a la señora Presidenta en su último año de gobierno llamando al diálogo, reuniéndose con los diputados de diferentes fracciones provoca una sensación extraña, uno no sabe si reír o llorar, si gritar o guardar silencio, si felicitarla o reclamarle, que en mi caso es lo que voy hacer. Le reclamo a la señora Presidenta el por qué hace al final, lo que debió hacer en los primeros cien días de su gobierno, le reclamo su falta de humildad para gobernar, le reclamo el no haberse rodeado de un equipo idóneo, le reclamo por haber hecho perder a este país cuatro años, le reclamo por haber defraudado a las mujeres, a quienes debió dejar muy en alto. Pero le reclamo sobre todo, su falta de sentido común para gobernar.
Sobre la personalidad de doña Laura como presidenta los comentarios en la calle son muy variados, se le acusa de ser prepotente, de oír y no escuchar. En lo personal creo, que la señora Presidenta confundió el poder que le da ser la jefe de Estado con la prepotencia, se le olvido el precepto maquiavélico, de que la princesa debe tener contento a sus súbditos. En política la arrogancia siempre ha sido mala consejera y para desgracia de este gobierno, esta dama, ha sido su inseparable concubina.
*Periodista