El asesinato de un hincha que conmocionó a Uruguay tras el último clásico Nacional Peñarol fue obra de un sicario que desde una cárcel recibió la orden por celular de un preso vinculado a los crecientes negocios ilícitos de las \”barrabravas\”, según las autoridades.
La justicia uruguaya informó el lunes que está procesando el tratamiento del asesinato a tiros del joven hincha Lucas Langhain, de 24 años, como \”sicariato\” luego de la confesión ante un fiscal de homicidios de Erwin \”Coco\” Parentini, un líder de la hinchada de Peñarol alojado en la cárcel de alta seguridad capitalina Comcar.
Parentini presuntamente ordenó a un hombre de 27 años y a su novia que abrieran fuego el 15 de diciembre contra hinchas de Nacional cuando festejaban la consagración de los tricolores como campeones uruguayos tras el último clásico del fútbol local, en el que Peñarol perdió 1-0.
La orden la dio a través de una llamada por celular y acordó pagarle al asesino con drogas y dinero, según grabaciones de las comunicaciones efectuadas por Parentini y divulgadas por la policía a los medios.
Tanto Nacional como Peñarol condenaron en su momento el crimen, cuyos autores fueron capturados a partir de imágenes de cámaras de seguridad en las calles aledañas a la sede del primero y a aportes de personas de la zona, cercana al histórico estadio Centenario de Montevideo.
En las imágenes, el autor material del crimen pasa cerca de hinchas de Nacional y poco después dispara seis veces con una pistola 9mm hacia la multitud, antes de echarse a correr. Langhain murió, su novia fue rozada por una bala y otro hincha fue impactado en un brazo.
La muerte de Langhain generó vasta cobertura mediática y conmoción pública en Uruguay y reflotó reclamos por la situación de las cárceles locales, la creciente inseguridad pública y la violencia social, calando hondo en la población del que hasta hace algunos años se consideraba país tranquilo y pacífico.
En declaraciones a radio Sarandí, el ministro del Interior, Eduardo Bonomi dijo que \”el que confunda que esto es un problema de hinchas está equivocado\”.
\”Puede ser que tenga en el origen una conexión con hinchas de un club o de otro, pero es un negocio y el espejo de este negocio está en Argentina”, subrayó en referencia al poder económico que ganaron este tipo de barras en el vecino país. \”Son un eslabón del crimen organizado\”, advirtió el ministro.