El reconocimiento a doña Inés Sánchez, de parte de los Guinness Records, el pasado fin de semana, trajo a un personaje diferente…Ralph Hannah, juez de la prestigiosa organización que premia aquellos que realizan algo mejor que los demás o son diferentes. Con tan solo 28 años, inglés y radicado en Paraguay, nos regaló una entrevista.
¿Qué piensa de venir a Costa Rica y darle estos premios a doña Inés?
-Para mí es un honor. Son dos premios, uno como el espacio educacional más largo (longevo) del mundo. Es el de mayor duración. El otro es para doña Inés, quien presenta el programa. Me sorprende volver a Costa Rica porque es un país pequeño que tiene mucha capacidad para muchos records. Este reconocimiento tiene el valor de la dedicación, aspecto que todos necesitamos para lograr las cosas. También la vocación en televisión que es muy exigente.
¿Hay dinero de por medio?
-No, en todos los reconocimientos solo se da el certificado oficial que contempla el logro que puede ser publicado. Es la autorización que confirma que tiene un récord.
¿Cómo funciona?, ¿qué tiene que hacer la gente para estar en los Guinness Records?
-Cada participante tiene que hacer una solicitud en nuestra página web. Doña Inés la hizo y luego enviar las pruebas. Toda la documentación, testigos, vídeos, aniversario…es un paquete grande en el caso de doña Inés, por ser 50 años. Nuestra gente en Londres revisa todo y quedaron de acuerdo que todo es cierto.
Hablemos de usted. Muy joven, más de uno pensó que era un viejito, ¿cómo es que está en Guinness Records?
-(Risas) Muchos me dicen eso, pero en realidad somos los que trabajamos como representantes quienes vamos a varios países. Soy el de latinoamérica y el trabajo es muy exigente. Soy inglés y vivo en Paraguay. Paso viajando constantemente.
¿Es verdad que casi se cae el avión donde venía?
-Tuve un fallo técnico y perdí mi conexión, por lo que me mandaron hasta Miami y de ahí a San José.
¿Cómo va usted a certificar el récord?
-Luego de que una persona mete los datos en la página web de su récord son filtrados; si está en latinoamérica toda la información me llega a mí. Yo respondo para poder seguir los trámites.
¿Su vida privada?
-(Risas) Sí, estoy casado con una paraguaya, por eso vivo ahí. Tengo una hija de dos meses. Mañana (el domingo) es mi primer Día del Padre. Arranqué en Londres hace cinco años y hace tres años me mudé a Paraguay como representante para latinoamérica.
¿Cómo es el día a día?
-Trabajo día a día organizando la logística de eventos como este. Revisar documentos y pruebas de personas que desean romper un récord, al mismo tiempo estar en contacto con muchas personas en latinoamérica que desean romper récords. Además, paso en contacto con Londres y Nueva York que son las casas centrales que dan las últimas palabras si es récord o no. Yo viajo cada quince días a un evento.
¿Cómo entró?
-Hace cinco años concursé, llegué e hice mi entrevista; hablo dos idiomas.
¿Qué piensa de los récords tontos o estúpidos que existen?
-Existen récords diferentes. Yo no diría que son estúpidos, solo porque parecen raros o extraños. Esas personas ponen mucha dedicación para ser el mejor del mundo en algo. Sí, este año hemos sumado muchos récords diferentes, por ejemplo acá en Costa Rica con el arroz frito más grande del mundo.
¿Un récord que le haya tocada certificar y que sea bien raro?
-El que me impresionó más fue el del hombre más alto del mundo, que es turco, con 2,52 centímetros.
¿Cómo se financia?
-Vendemos el libro de los Guinness Records. Más de 3 millones de copias en el mundo.
¿Otros récords raros?
-Bueno, el hombre con más pearcings en la cara, con 280. El hombre con más tatuajes en el mundo está en Australia que tiene el 100% de su cuerpo tatuado. Otro que antes me gustaba es el hombre más viejo del mundo, que actualmente es un japonés.
¿Tienen limitaciones morales para certificar?
-Tenemos límites, existen parámetros.
¿Qué no certifican?
-Por ejemplo gente que consuma mucho alcohol. Récords de matar animales como la tauromaquia y otros más.
¿Aquí tenemos muchos borrachos, nadie puede ser certificado?
-(Risas) No, tenemos límites.
¿Por ejemplo, el hombre con el pene más grande del mundo qué?
-(Risas) Todo debe tener parámetros, hay límites con los temas morales.
¿Qué le dice a los ticos?
-Yo me siento muy contento de estar acá. Veo que tienen muchas ganas de romper récords. Invito a todos los ticos a intentar romper más récords.