La belleza de los aretes, anillos, cadenas y pulseras sucumbe siempre ante la rutina, el sudor y la suciedad. Por eso es muy importante que usted las limpie regularmente y de una forma correcta.
De acuerdo con Eduardo Quirós, de la Joyería Carlos Vargas, “desde que se compra un anillo o una pulsera de oro o de plata se debe tener en cuenta que no se pueden usar para lavar platos o bañarse porque eso las va dañando y les quita el brillo natural que tienen”.
Para Quirós, lo ideal es que las alhajas se remuevan para realizar las labores del hogar e incluso para ponerse el perfume pues de acuerdo con él las sustancias químicas que contiene van “tostando el oro”.
“De ser posible hay que pulirlas con una franelita de vez en cuando y lavarlas cada 3 o 4 meses con una mezcla de bicarbonato de sodio, jabón de lavar ropa y agua tibia, limpiándolas con un cepillo de dientes pequeño”, explicó el joyero, quien advirtió nunca usar esta receta con las piezas de oro o plata laminada porque esas se dañarían irremediablemente.
El especialista además recomienda llevar los anillos, pulseras y cadenas a pulir si ya están muy rayadas y han perdido su brillo por completo.
Cuando las vaya a guardar es importante que recuerde colocar cada una en una bolsita o compartimento aparte para que no se rayen unas contra otras. También puede envolverlas en pañuelos de seda o de piel para protegerlas. Las cadenas y collares deben estar cerrados, colocados planos y envueltos para que no se enreden.
Recuerde que de usted depende el tiempo que sus joyas duren hermosas y relucientes.