Diciembre es sinónimo de fiesta: Navidad, año nuevo, tamales, topes, carnavales y luces forman parte de las tradiciones de los ticos para esta época.
Sin embargo, algunas personas se sienten ajenas a ese tipo de celebraciones, pero incluso a veces esa ilusión que se vive en las calles no se comparte en la mente y el rostro de para quienes las festividades decembrinas corresponden a un duro reto en cuanto a su salud mental.
Este escenario golpearía especialmente a las personas jóvenes, por lo que el Colegio de Profesionales en Orientación (CPO) hace un llamado a los padres y amigos para prestar atención a posibles bajones emocionales que se puedan experimentar en estas fechas.
“El fin y principio de año es una de las épocas donde las personas tienden a ser más sensibles y emotivas, debido al ambiente cargado de nostalgia que la caracteriza, lo que provoca que exista más vulnerabilidad a factores de riesgo que pueden ocasionar autolesiones”, señaló Jorge Robles, representante del CPO.
Según detalló, los eventos que propiciarían este tipo de sentimientos son en su mayoría académicos y personales, como convocatorias o pérdida del año lectivo, distanciamiento de familiares, ruptura de una relación amorosa, separación de algunas amistades o por metas no cumplidas que se plantearon a inicio de año.
Por su parte, la Asociación Americana de Psicología evidenció en un estudio especializado que un 44% de mujeres y un 31% de hombres experimentan un aumento de estrés en las fiestas de Navidad y fin de año.
Ante esto, las autoridades recuerdan el apoyo que se brinda desde distintas vías, desde líneas telefónicas que sirven para que las personas no se sientan solas hasta escuchar los sentimientos y problemas que tienen los demás, para que haya un acompañamiento, especialmente de los más jóvenes.