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Washington. (AFP) – Las sexagésimas elecciones presidenciales en Estados Unidos se celebraron de múltiples formas dependiendo de la zona, sin embargo, en la práctica, en la totalidad de los colegios electorales reinaron la calma y el fervor patrio.
A pesar de ello, una serie de condados se distinguieron por sus características particulares, como es el caso de Miami, pero no la fastuosa ciudad de Florida, sino el pequeño poblado del norte de Texas de solo 827 habitantes, en donde en los comicios pasados se vio una marcada diferencia a favor del partido Republicano, que obtuvo el 96% del apoyo electoral.
“Esta comunidad es una de las más unidas en las que he tenido el lujo de vivir. Nos cuidamos unos a otros. Podemos discutir, pero, al final del día, solo hay una gran familia en la ciudad. Los valores republicanos hablan de eso”, mencionó Randy Crismas, un entusiasta seguidor de Donald Trump.
BAILE INCLUIDO
En el otro bando, seguidores de Kamala Harris esperaron los resultados electorales al son de música estridente y coreografías de baile en el campus de la universidad Howard, ubicada en Washington D.C., conocida como la “Harvard negra”.
Ahí los demócratas afirmaron vivir un “momento histórico”, les brillaban los ojos, repetían una y otra vez sus esperanzas de ver por primera vez a una mujer afroamericana al frente de EE.UU. y apenas se atrevían a contemplar una derrota electoral.
Kwame Anderson comentaba su sueño del “cambio”. “Rezo por la victoria”, dijo, al admitir su temor de ver triunfar a Trump. “Ruego para que esta nación no se desgarre aún más de lo que ya está, necesitamos paz. No queremos más violencia, no queremos más odio”, dijo.
NERVIOS Y ORACIONES
Entre los seguidores del candidato republicano del Condado de Palm Beach, en Florida, pasaron la jornada electoral entre nervios y oraciones, a la vez que la mayoría de los asistentes llevaban la característica gorra roja de Trump con la leyenda “Make America Great Again” (Haz a Estados Unidos grande otra vez).
“Esta elección es muy tensa y puede ser el día más importante en la historia de nuestro país, porque podría ser el día en que nuestro país termine, o en que nuestro país comience a prosperar durante otros 100 años”, opinó Will Staten, de 18 años, asistente a la reunión.
“Todo puede pasar. Estas encuestas dicen 17.000 cosas diferentes. No confío en ellas. (…) Lo único que puedo hacer es rezar”, añadió.