Mario Arias, experto en delincuencia organizada y anticorrupción, señala que el análisis del robo de armas de fuego revela una tendencia alarmante en la seguridad de las instituciones donde los delincuentes no temen a ser detenidos o enfrentarse a un intercambio de disparos.
“La Academia Nacional de Policía fue víctima del robo de 26 armas hace algunos años, lo cual subraya una vulnerabilidad significativa en la seguridad interna de instituciones. Muchas veces el exceso de confianza juega una mala pasada, ya que estos delincuentes aprovechan, en muchos casos, la falta de capacitación, ya sea por parte de las empresas que muchas veces brindan seguridad a las instalaciones. Este incidente refleja la necesidad urgente de mejorar los protocolos y supervisión en tales entidades”, expresó.
En un caso más reciente que se registró el 29 de junio en los Tribunales de Justicia en Puntarenas, dos oficiales privados que custodiaban el recinto fueron sorprendidos por criminales.
Según trascendió, los guardas efectuaban una ronda en las cercanías del edificio, cuando dos sujetos los habrían amenazado con arma blanca y de fuego, después de inmovilizarlos les quitaron las armas de reglamento y los chalecos antibalas.
“Estos guardas de seguridad de una empresa subcontratada por el Poder Judicial se encontraban realizando una ronda y fueron abordados por dos sujetos que, en apariencia, los habían amenazado con arma blanca y de fuego y al estar impotentes los despojaron de sus armas de reglamento y chalecos antibalas”, informó el Organismo de Investigación Judicial (OIJ).
Otro de los hechos registrados durante el año en curso fue cuando dos hombres armados asaltaron la caseta de seguridad del Banco Nacional de San Pedro, Montes de Oca, en mayo. Golpearon al oficial y robaron cinco armas de fuego.
“Este evento no solo pone en relieve la audacia de los criminales, sino también las posibles deficiencias en las medidas de seguridad bancaria. La inseguridad sigue en cifras alarmantes, estas armas robadas son utilizadas para cometer homicidios y asaltos, aumentando la violencia en nuestras comunidades”, agregó Arias.
Por otra parte, indicó que se estima que el 80% de los homicidios se comete con armas de fuego, resaltando la gravedad del problema. La proliferación de armas ilegales en las calles es un desafío crítico que requiere atención urgente y medidas efectivas para mejorar la seguridad ciudadana.
ASALTOS Y ROBOS
Los robos y asaltos son dos de los delitos que se registran de gran manera a nivel nacional, estos se ejecutan, tanto a personas, viviendas, propiedades, vehículos como a instituciones de justicia.
De acuerdo con los datos publicados en el sitio web del OIJ, hasta el 1º de julio de 2024 la provincia de Puntarenas registró 379 asaltos y 313 robos, siendo el cantón central de Puntarenas el más afectado, seguido de Garabito, Quepos y Osa.
La cantidad total de ambos es de 692 delitos, 122 han sido cometidos a edificaciones, 289 a personas y 174 a viviendas, siendo mayo donde más casos se cometieron y febrero el segundo.
RECOMENDACIONES
Asimismo, el experto emitió una serie de recomendaciones con las que se podrían mejorar los protocolos en estas entidades, entre los que destaca la toma de capacitación, que representaría un pilar esencial.
“La capacitación es crucial para asegurar que el personal de seguridad esté preparado para enfrentar cualquier situación que se presente. Sin una formación adecuada, los oficiales pueden carecer de las habilidades necesarias para manejar crisis y responder a emergencias de manera eficaz. El entrenamiento regular es vital, proporcionar capacitación continua a los oficiales en técnicas de defensa personal, manejo de crisis y procedimientos de emergencia. Esta formación debe ser práctica y adaptada a las amenazas actuales.
Simulacros y ejercicios, la realización de simulacros regulares de situaciones de emergencia prepara al personal para posibles incidentes de robo o ataque, estos ejercicios ayudan a identificar áreas de mejora y asegurar una respuesta rápida y coordinada. Concientización sobre amenazas, implementar programas de concienciación es esencial para informar al personal sobre las tácticas comunes utilizadas por los delincuentes y cómo responder eficazmente”, explicó.
De igual manera, agregó que la formación en identificación de amenazas y en la toma de decisiones rápidas puede marcar la diferencia en situaciones críticas, así como los protocolos operativos y de custodia, un área que según el especialista se debe mejorar porque muchas veces no se cumplen o ni siquiera existen, lo que puede llevar a graves vulnerabilidades. Para mitigar estos riesgos, es necesario implementar y mantener protocolos rigurosos.
“Algunos pasos clave incluyen: revisión y actualización de protocolos: es imprescindible revisar y actualizar regularmente los protocolos y emergencia para asegurarse de que sean efectivos y se ajusten a las nuevas amenazas. Los protocolos obsoletos pueden dejar brechas, que los delincuentes podrían explotar.
Inspecciones y auditorías: realizar inspecciones y auditorías periódicas ayudan a identificar y corregir vulnerabilidades. Estas auditorías deben ser exhaustivas y cubrir todos los aspectos de la seguridad operativa. Registro y monitoreo de armas: Mantener registros detallados y actualizados de todas las armas, así como de su ubicación y estado, es fundamental. Implementar un sistema de monitoreo para rastrear cualquier movimiento o uso de las armas: asegura que estas no sean mal utilizadas o caigan en manos equivocadas.
En conclusión, tanto la capacitación continua como la implementación y el cumplimiento de protocolos operativos son esenciales para mantener un alto nivel de seguridad. La falta de cualquiera de estos elementos puede comprometer la integridad y la eficacia del personal, poniendo en riesgo a todos los involucrados”, finalizó.