La crisis de inseguridad ciudadana es el principal “tema país” y la prioridad de la agenda nacional. La reunión efectuada el último día de noviembre, entre los más altos representantes de los tres Poderes del Estado Costarricense (señores Rodrigo Chaves, Rodrigo Arias y Orlando Aguirre), fue una Reunión de Estado de la mayor importancia y al más alto nivel de nuestra República.
Después de días conflictivos de incertidumbre y años de retrocesos, pequeños y medianos avances, tremendas derrotas, errores garrafales, carencias presupuestarias y, a la vez, acciones heroicas de la Fuerza Pública, la PCD y el OIJ, cuando todo parecía que se iba a ir por el camino que más le interesa y conviene a las mafias internacionales y nacionales del narcotráfico y el crimen organizado, esta reunión entre los más altos representantes del Poder Ejecutivo, la Asamblea Legislativa y el Poder Judicial, es un gran avance y le vuelve a dar esperanzas a Costa Rica.
En lo inmediato, una Comisión integrada por la diputada Gloria Navas, la ministra de la Presidencia Natalia Díaz y un alto funcionario del Poder Judicial estudiará los 5 proyectos de ley del Poder Ejecutivo y los 21 de las fracciones parlamentarias y, a más tardar en enero de 2024, presentará una síntesis integrada y viable de estos, en orden de importancia, para ser tramitados con carácter de urgencia por la Asamblea Legislativa. Eso es un enorme avance en la dirección correcta.
A su vez, estimo que el PLAN NACIONAL DE SEGURIDAD (2023-30) presentado por el ministro Mario Zamora y sus dos viceministros, en la Escuela Nacional de Policía, en Pococí, debería ser sometido a un gran debate nacional y, al respecto, con el mayor respeto, le sugiero a la nueva Junta Directiva del Colegio de Abogados que ofrezca sus instalaciones y que coordine la realización de un Foro Nacional con la participación de autoridades públicas y de expertos y exministros de Seguridad Pública, ex-Fiscales Generales y exdirectores del Organismo de Investigación Judicial, así como abogados y criminólogos especializados, para generar los consensos y las convergencias nacionales que exige la difícil y compleja realidad de inseguridad generalizada por la que atraviesa Costa Rica, frente a este delito transnacional y las poderosas mafias del narcotráfico que lo controlan y que significan la más grande amenaza soberana desde los hechos históricos de la Campaña Nacional de 1856. Igual que en aquel entonces, lo que está en juego es el destino de nuestro país.
No hay margen para estériles confrontaciones políticas. Por encima de las diferencias político-partidarias e ideológicas, están los supremos intereses y valores de Costa Rica. Ese debe ser el espíritu nacional y la responsabilidad con la que, desde diferentes trincheras, debemos asumir esta hora de la Patria para enfrentar a estas poderosas mafias del narcotráfico y el crimen organizado.
¿Y USTED QUÉ OPINA?