Inquietud, malestar, desazón, recelo, insomnio, angustia, intranquilidad y otros efectos ha causado en los pasillos del Poder Judicial y los principales bufetes el clima en la Sala Tercera con el nombramiento de su nuevo presidente.
Esto es causado porque por primera vez el presidente de ese alto tribunal hace lobby en los medios de comunicación, uno de ellos tiene un proceso judicial pendiente y podría pasar por sus manos.
Vientos de cambio soplan desde hace bastante tiempo en los zaguanes de la Corte Suprema de Justicia, pero se incrementaron hace dos meses con la muerte repentina de Luis Paulino Mora Mora, quien dirigió desde 1999 los destinos de ese poder de la República.
Con la desaparición física de Mora tomaron más fuerza los vientos de cambio, pero hasta la fecha los magistrados se han encontrado con la encrucijada de quién será su sustituto.
En Corte Plena han variado varias veces la forma en que se elegirá, pero no fue hasta esta semana que se le puso fecha, gracias a una propuesta del magistrado Rolando Vega, quien estimó que debía ser el 6 de mayo.
En medio de este escenario se conoció que este viernes vence el nombramiento de la presidencia de la Sala Tercera, que desde hace varios años viene recayendo en José Manuel Arroyo, sin embargo raramente dos medios de comunicación, uno escrito y otro televisivo, lo promocionan para seguir en su puesto.
El fin de semana pasada Arroyo fue entrevistado en Telenoticias, donde explicó su labor impulsando los tribunales de flagrancia, y luego en un editorial La Nación les exige a los magistrados de la Sala Tercera que si no lo reeligen digan los motivos. Así ese medio de comunicación toma partido y pide su reelección.
Curiosamente el Grupo Nación está procesado por defraudación fiscal por el caso dos rotativas, con el que dejó de pagar al fisco ¢1.900 millones.
Este caso podría ir a juicio en los próximos meses y de ser condenado el Grupo Nación lógicamente recurriría a la Sala Tercera. Esto ha generado un ambiente complicado en esa sala, donde la votación está empatada, según explicaron fuentes cercanas a los magistrados.
Se conoció que en el seno de la Sala Tercera los votos están divididos, por lo que no sería automática la reelección de Arroyo, quien tiene el voto de la magistrada Magda Pereira. Mientras tanto, Carlos Chinchilla cuenta con el apoyo de Doris Rodríguez. Por eso quien tiene la palabra en el nombramiento es Jesús Ramírez.
A ese ambiente hay que agregarle que Arroyo es uno de los contendores para ocupar la presidencia de la Corte, quien se podría medir con Zarela Villanueva, no obstante ninguno de los dos tiene los votos suficientes para ser electo.
DIARIO EXTRA intentó entrevistar a los 5 magistrados, sin embargo Rodríguez y Chinchilla informaron a través de la oficina de prensa que no iban a referirse a ese tema y los demás no fueron localizados.