Negarse a mantener una rutina con las obligaciones propias de un adulto, es decir ser responsable en un trabajo, atender a los hijos o bien a la pareja por mencionar algunos ejemplos; así como temer a la soledad o al compromiso, presentar una baja autoestima, necesidad de protección y una marcada inmadurez son las principales características de que una persona atraviesa por el síndrome de Peter Pan.
Ana Yendry Morales Blanco, psicóloga clínica, indicó a DIARIO EXTRA que si bien el término no forma parte del Manual de Diagnóstico, fue dado a conocer en los años ochentas por el doctor Dan Kiley.
Dicho comportamiento se detecta principalmente en varones, quienes no logran brindar estabilidad y por el contrario llegan a ser dependientes y no desarrollan la personalidad, sin embargo también se da en las mujeres.
POSIBLES CAUSAS
La especialista explicó que se asocia a múltiples factores, dentro de ellos: la niñez, la personalidad, la manera de sobrepasar los problemas, las vivencias, entre otros. Recalcó que los estudios internacionales revelan que podría desatarlo un aporte afectivo estable, la educación permisiva o un déficit escolar.
“Siempre el más destacable se relaciona con la infancia, los pacientes que la vivieron feliz llegan a idealizarla, o por el contrario la infeliz. En el primer de los casos, el síndrome busca inmortalizar esos momentos de forma constante, mientras que en el segundo la función es recuperar el tiempo perdido”, dijo.
CONSECUENCIAS DE PP
Morales enfatizó que el nombre proviene del famoso personaje de la fábula, ya que los hombres grandes desean pasar los días como niños y por si fuera poco en un mundo mágico.
“Está ligado con alteraciones emocionales y conductuales. A nivel emocional son frecuentes los grados elevados de ansiedad y de tristeza, adoptando estos últimos la forma de depresión si no son tratados. Al mismo tiempo, la persona se siente poco realizada con su vida, ya que el no asumir responsabilidades le hace también no disfrutar de los retos, lo que repercute en sus niveles de autoestima”, agregó.
¿CÓMO SE DIAGNOSTICA?
La psicóloga agregó que el hecho de que no existan diagnósticos avalados, no significa que el síndrome no exista. Tome nota a los cambios en el comportamiento:
- Necesidad de ser cuidado: por otras personas que considere más fuertes, padre o madre.
- Egoísmo: les parece que todo debe girar en torno a él y se ofende cuando no ocurre.
- No asume responsabilidades y se las deja a otros.
- Dilemas para socializar: prefiere aislarse.
- Envejecer: sueña con nunca sumar años.
- Falta de logros: no se siente satisfecho con sus propios méritos.
PREVENCIÓN DEL SÍNDROME
* Afronte los retos: “Debido a que la primera causa del síndrome de Peter Pan reside en el estilo educativo recibido en la infancia, los adultos que rodean al niño, especialmente los padres, son los principales agentes preventivos de este problema. En este sentido, no se debe hacer de la vida real de un niño el escenario de Nunca Jamás. Los niños requieren aprender a asumir responsabilidades ajustadas a su edad”.
* Educación rígida: “Un estilo educativo hostil, rígido y con carencias afectivas.
El éxito de su prevención reside en educar a los más pequeños de una manera en la que el amor incondicional se combine con unas pautas de conducta firme y bien establecida que permitan la aceptación de responsabilidades propias de la edad”, reafirmó.
APLIQUE TRATAMIENTOS
Morales finalizó comentando que es importante una terapia. “Se le enseña al paciente a manejar sus pensamientos, haciéndole cambiar su forma de interpretar la realidad, especialmente en lo que concierne a sí mismo, ya que en muchos de los casos se consideran víctimas.
De modo que asuman sus propias emociones, aumentando su tolerancia a la frustración e incrementando su nivel de autoestima de forma progresiva”, concretó.