Obispos y sacerdotes de toda la provincia de Guanacaste reclamaron que el Gobierno de Rodrigo Chaves los tiene “en el abandono”.
Los representantes de la Conferencia Episcopal de Costa Rica (Cecor) oficiaron una misa solemne en conmemoración del 200 aniversario de la Anexión del Partido de Nicoya.
Allí, al son de la marimba y con trajes tradicionales, personas de todo Guanacaste acudieron al llamado de la Iglesia y fueron “bendecidas” con la presencia de las imágenes del Santo Cristo de Esquipulas, así como una representación de la Virgen de Guadalupe.
Del mismo modo, los feligreses recibieron una bendición con indulgencia plenaria para el perdón de los pecados.
En la homilía, después de destacar los aportes de la provincia de Guanacaste a Costa Rica, Manuel Eugenio Salazar Mora, obispo de la Diócesis de Tilarán-Liberia, y el clero diocesano hicieron una serie de señalamientos contra Zapote.
“(Guanacaste) tiene recursos humanos, nos ha dado múltiples aportes culturales. ¡Cuántos docentes hay en el país de origen guanacasteco! ¡Cuántos hermanos están trabajando en la Meseta Central! Esta provincia nos ha dado alegrías. Son hombres y mujeres recios, resistentes, duros. Eso se necesita para hacer progresar a un país.
(…) ¿Qué seríamos sin Guanacaste? ¡Nos han dado riqueza! Esta provincia es un motor de la economía nacional, pero debemos admitirlo: Costa Rica tiene una deuda con Guanacaste. El Estado debe promover su desarrollo integral, hay muchos problemas, carencias y necesidades en la provincia. Los políticos se las saben de memoria y el pueblo las sufre en carne propia.
Por eso en las últimas elecciones municipales y nacionales ganó el voto protesta. El campo y las costas protestaron ante el abandono de décadas y décadas de las periferias. La mayoría de la inversión económica actualmente se está quedando en el Valle Central.
La agricultura está abandonada por el Estado costarricense. ¡Todos somos hermanos! ¡Todos debemos comer lo mismo! Invertir en Guanacaste es el llamado que hago como pastor que escucha los gritos de sufrimiento de mi pueblo”, manifestó.
Monseñor criticó que todas las decisiones vinculadas con los guanacastecos se estén tomando desde el Valle Central y sin consultarles a las comunidades.
También hizo un llamado a las instituciones de Gobierno para que vuelvan sus ojos a la provincia y luchen contra el narcotráfico, que es un “cáncer que está carcomiendo a todo el país”.
Posteriormente, Salazar dijo a DIARIO EXTRA que Guanacaste tiene múltiples retos que tanto la Iglesia como el Ejecutivo deben atender.
“La provincia tiene muchísimas necesidades. Nos preocupa la inseguridad que se está dando, las calles están en muy mal estado, distintas zonas están en el abandono, hay carencias. Insto al Gobierno para apoyar a Guanacaste, que abra rápido el puente del Tempisque, invierta en el agro e infraestructura.
No sentimos abandonados en Guanacaste. Le pedimos al Gobierno que voltee los ojos a estas tierras que lo eligieron presidente”, expresó Salazar a El Periódico de Mas Venta en Costa Rica.
PREOCUPACIÓN
Semanas atrás la Iglesia católica se pronunció contra la escalada de violencia e inseguridad que enfrenta el país. Incluso calificó la situación como de “gravedad”.
“Miramos con dolor la gran cantidad de homicidios que se vienen acumulando, muchos de ellos tienen implicados a jóvenes, ligados al narcotráfico o a la delincuencia organizada. Se observa un agravamiento en la perversidad y capacidad organizativa con que se perpetran.
Observamos una alta persistencia en los casos de violencia a lo interno de los hogares, donde mujeres, niños y adultos mayores son las principales víctimas. A esto se agrega la violencia en los centros educativos, lugares de trabajo, en las carreteras y otros muchos contextos.
Instamos una vez más a los servidores públicos de todas las instituciones de la República a no escatimar esfuerzos para asumir las medidas pertinentes y atender a profundidad esta urgente problemática.
Es necesario ejercitarse en una sana política, capaz de reformar las instituciones, coordinarlas y dotarlas de mejores prácticas, que permitan superar presiones e inercias viciosas. No es fácil, pero sí urgente, porque están sufriendo y muriendo nuestros hermanos”, finalizó.