Al caminar por la calle es común ver a alguien fumando tranquilamente un cigarrillo sin importarle que el humo dañe su cuerpo y a quienes están a su alrededor.
Sin embargo, este no es el único problema, pues al acabar de aspirar y expulsar humo, sin más, la mayor parte de los fumadores tira la colilla al suelo y, si acaso, la aplastan con la suela del zapato.
Las también llamadas popularmente chingas tarde o temprano terminan en el alcantarillado, de ahí pasan a los ríos y finalmente llegan al mar, con lo cual contaminan el agua y perjudican la vida silvestre.
Por este motivo Adrián Aragón Morales, vecino de Santo Domingo de Heredia, lleva más de cuatro años dedicando su tiempo libre a recolectar estos desechos, con el fin de que no lleguen a las aguas del océano.
“Tenemos cerca de aproximadamente 1 millón de colillas de cigarro recolectadas en estos cuatro años nueve meses”, afirma orgulloso, mientras enseña una de las muchas botellas que tiene llenas de estos residuos en su vivienda.
Según dice, ha realizado esta loable labor por diferentes puntos del país, como en Heredia, Barva, San Isidro, Desamparados, San Pedro de Montes de Oca, Curridabat, Jacó, Puntarenas y San José centro.
Cabe subrayar que una sola colilla de cigarro contamina 50 litros de agua potable, 13 litros de agua de mar, daña nacientes de agua y los mantos acuíferos.
De acuerdo con Manuel Ordeñana, funcionario de Municipalidad de San José, en lo que va del año se ha recogido más de 100 toneladas de basura en el sistema pluvial de la capital.
Desde 2022 fue presentada ante la corriente legislativa una iniciativa que busca combatir de manera directa la contaminación por los residuos de los cigarros.
Se trata del proyecto con expediente N.° 23.428, “Ley para combatir la contaminación ambiental por colillas de cigarro y reformas a la ley general del control de tabaco y sus efectos nocivos N° 9028”.
El artículo primero de la propuesta establecería que se declaran las chingas de cigarro como residuos de manejo especial.
Estos son: “aquellos que, por su composición, necesidades de transporte, condiciones de almacenaje, volumen de generación, formas de uso o valor de recuperación, o por una combinación de esos, implican riesgos significativos a la salud y degradación sistemática de la calidad del ecosistema”.
Una vez que sean declaradas residuos de manejo especial, se aplicará la responsabilidad sobre el productor de los cigarrillos o a quien los importe de responsabilizarse por la disposición.
De esta forma, tanto fabricantes como importadores de cigarros deberán elaborar un plan de gestión ambiental de residuos que al menos establezca un programa efectivo de depósito temporal, recuperación, valorización y tratamiento final para las colillas.
Además, la propuesta busca incluir dentro de los sitios prohibidos para fumar playas, ríos, arroyos, quebradas, lagos, lagunas, nacientes, humedales, así como en áreas silvestres protegidas en sus terrenos estatales.