Conciencia clara y sobriedad, en pocas palabras es estar en una misma. “Dichosos los que saben que el sufrimiento no es una corona de gloria”, “desdichado el que llora porque tiene el hábito del llanto”, son algunos fragmentos de un Evangelio apócrifo de Elogio de la sombra del escritor Jorge Luis Borges, que nos hacen reflexionar en situaciones o momentos los cuales vivimos o atravesamos.
En la primera es tan sencilla leerla y tan difícil practicarla porque los condicionamientos arteros y religiosos nos prometen el Paraíso y en la familia se la modela con ese sentimiento de culpa por ser feliz o estar alegre, es mal visto y casi siempre nuestros censores -maestras, madre, padre o cura- alientan quitarse de la boca o ropa para el sacrificio en desmedro de una, por ejemplo no reírse a mandíbula batiente porque el diablo entra por la boca y es mejor sonreír a lo Mona Lisa, cual niña decente, o jartarse de lo que le pueda apetecer es uno de los siete pecados capitales y menos conocer y autoerotizarse el cuerpo en “pensamiento, acción y obra”.
Es casi inútil y no me cansaré de casi arengar que el cuerpo es nuestra única “nave espacial” y como dice el poeta Whitman estamos integrados con todos los mundos visibles e invisibles “que estoy estucado totalmente con los cuadrúpedos y los pájaros, que hubo motivos para lo que he dejado allá lejos y que puedo hacerlo volver atrás, y hacia mí, cuando quiera, es vano acelerar la vergüenza, es vano que las plutónicas rocas me envíen su calor al acercarme, es vano que el mastodonte se retrase y se oculte detrás del polvo de sus huesos, es vano que se alejen los objetos muchas leguas y asuman formas multitudinales, es vano que el océano esculpa calaveras, es vano… Yo les sigo velozmente, yo asciendo hasta el nido en la fisura del peñasco. Una hoja de hierba.
En muchas charlas he repetido una sentencia del filósofo Inmanuel Kant al decir que nosotros tenemos el deber moral de ser feliz y hacer feliz al otro, y ello encuadra con la alegría del sentirse vivos, de amar la vitalidad de nuestra existencia en coexistencia biunívoca y perfecta desde el estado embrionario en útero en crecimiento, formación y desarrollo, y así seguimos gestados en nuestra gran madre tierra, la Pachamama, carbono, fuego, aire, abono, sangre, calcio, alas y cielos, y adentro en corrientes, latidos, las células danzan al vibrátil sueño de nuestra humanidad.
No es ninguna carga de un día más con sus noches e incertidumbres, de las desgracias, muertes, destinos, que son partes o reacomodos y transformaciones cíclicos, que al ser alterados por ene causas producen consecuencias terribles. Cuánto dominio está implícito en ser la reina o rey del globo terráqueo o de tu casa o los quince minutos de fama o eternidad, es el goce del sufrimiento, del chocar ene veces con la misma piedra, del acepta “es mejor lo malo conocido que bueno por conocer”, “todo lo he dado por ti”, “me lanzo si me dejas”, sin señalar el repertorio de pelis y músicas que nos marcaron o pusieron la “corona” y no nos damos la oportunidad de cambiar y reprogramar el CPU individual, familiar, que nos han condicionado para “llorar pal valle”.
Nuestras abuelas o madres y mujeres abrazan todavía estas conductas o filosofías de vida porque creen que los golpes, amenazas, sufrimientos “ahorrarán” sufrimientos mayores, “nos castigan, golpean, maltratan o ningunean porque nos aman”. De verdad son terribles las confusiones y traumas para los niños, desde dejar de comer o aumentar exageradamente su alimentación, clásicos cuadros de inapetencia, enuresis, onicofagia, tricotilomanía -arrancarse los cabellos- y comérselos -tricofagia-, alteraciones del sueño, baja tolerancia a las frustraciones…
Como se dice “ni tan calvo con dos pelucas”. En estos tiempos en toque de queda reflotarán las dinámicas familiares y hogares disfuncionales harán aguas, no se soportarán parejas disparejas o tóxicas, y más cruentas son las situaciones de mujeres que tienen que vivir o “dormir con el enemigo”. Aumentan los feminicidios y la natalidad. Los paradigmas familiares heterosexuales y lo que es una familia será resignificado, la base de la célula fundamental…