Quién diría que el hombre capaz de sentar al campeón nacional en su propia casa y ante su gente con un doblete estuvo retirado por un año y 8 meses decepcionado por el fútbol.
Así es la historia de Johan Bonilla, el revulsivo que salió desde el banquillo ante la orden de Javier San Román para entregarle a Grecia un gane fabricado en menos de 30 minutos en la jornada inaugural del Apertura 2022.
Este volante de 26 años y de cantera morada hizo la mayor parte de su carrera en el Ascenso, algo que nunca le agradó, no obstante, también tuvo sus breves chances en primera.
Defendió las camisetas del Team, Uruguay, Sporting, Turrialba, Jicaral y hasta dos etapas como legionario tuvo con el Diriangén y Walter Ferreti, ambos de Nicaragua.
COLGÓ LOS TACOS
La decepción por no encontrar campo en ningún equipo de primera y no querer recalar una vez más en segunda división a su regreso de Nicaragua lo llevaron a valorar hacia dónde dirigir su carrera y terminó por tomar la decisión de retirarse.
“El sueño mío era jugar en primera división, cuando volví pensé que se me podría abrir una puerta, pero no tuve ninguna oportunidad, solo de estar en segunda división. Como no se me había dado me desmotivó un poco”, mencionó en conversación con DIARIO EXTRA.
Algo que parecía definitivo duró solo un año y 8 meses.
El exfutbolista del Saprissa, Alonso Solís, con quien tiene una gran relación, lo hizo retomar su carrera en el balompié cuando ya todo indicaba que no había vuelta atrás invitándolo a un equipo que el morado tenía.
“Cuando jugué me dijo que si no me daba cuenta de lo que podía lograr si continuaba jugando y volví a jugar. Volví a tomarle otra vez el amor al fútbol y el gusto, porque como que lo había perdido”, dijo Johan Bonilla.
Durante el tiempo en que colgó los tacos, se dedicó a trabajar en Amazon en el departamento de servicio al cliente.
HIJO DEL MARIACHI
Si hay alguien a quien Bonilla le tiene mucho aprecio, al punto de poder considerarlo como un padre y no solo del ambiente futbolístico, es precisamente Alonso Solís, quien asegura siempre le ha tendido una mano.
La relación que los une inició desde que el Mariachi lo entrenaba en las divisiones menores del Monstruo, con las cuales alcanzaron dos títulos en la categoría U17, recuerda el ahora jugador griego.
“Es muy cercano a mí, fue entrenador mío en Saprissa y me quiere como un hijo. Cuando me empezó a entrenar, él se acordó de cuando era pequeño, entonces me tomó mucho aprecio y me chineó mucho.
Esa relación hasta hoy en día continúa, puede ser un padre futbolístico y un padre general, porque más allá del fútbol en mi vida ha sido muy importante porque siempre ha estado para mí”, mencionó el dorsal 8 de Grecia.
Johan afirma que no se arrepiente de las decisiones que ha tomado en su todavía joven carrera y es claro en que se traza como objetivo seguir creciendo.