Dr. Maikel Vargas Sanabria
Profesor Catedrático, Universidad de Costa Rica
Recientemente tratamos el tema del dolor de la espalda baja, conocido médicamente como lumbalgia y una de las patologías más serias que lo puede causar es la hernia de disco. Veamos a continuación en qué consiste.
Resulta que nuestra columna vertebral está constituida por cilindros de hueso que obviamente son sólidos y duros, los cuales están separados entre sí por almohadillas de material blando, para ser más específicos por cartílago -como el que forma nuestras orejas y la punta de la nariz- pero un poco más resistente para soportar el peso de gran parte del cuerpo en cada vértebra. ¿Qué pasa si usted tiene dos cilindros de metal separados por una almohadilla de hule y los comprime con muchísima fuerza? Pues obviamente antes de que el metal se fisure o se doble la almohadilla de hule se va a aplastar tanto que se rompe en sus bordes, se deforma permanentemente y deja de cumplir la función de separar y amortiguar a los cilindros de metal sin que estos se toquen uno con otro. Esto es exactamente lo que sucede con los discos intervertebrales, que es el nombre médico de estas almohadillas de cartílago que separan las vértebras.
Los discos intervertebrales van perdiendo hidratación con la edad, es decir, se van “secando”, y las vértebras se van acercando cada vez más entre sí, esto repercute en que los adultos mayores pierdan algunos centímetros de estatura cuando su edad es muy avanzada y por supuesto que sufran de curvaturas anormales en la columna, lo que popularmente se conoce como “jorobarse”. Pero en estos casos los discos intervertebrales no se han roto, sino que se han hecho más delgaditos.
Bajo ciertas condiciones como traumatismos mecánicos o alzar objetos muy pesados -aún en pacientes jóvenes- estos discos pueden romperse y su contenido puede desparramarse hacia los lados, produciendo un dolor agudo. Si el disco se rompe, ya sea hacia donde se ubica la médula espinal (conducto conocido como canal vertebral) o hacia los orificios laterales de la columna por donde salen los nervios periféricos, puede producir compresión ya sea de la médula o de las raíces nerviosas y originar dolor de tipo neuropático (dolor punzante o quemante, como por ejemplo hacia la parte de atrás del muslo o hacia el primer dedo del pie) y otros síntomas neurológicos como dificultad para caminar, debilidad en los músculos, pérdida de reflejos o disfunción de los esfínteres. En estos casos, el paciente deberá ser valorado.