Tibás.- El joven Deiver Vega se convirtió ayer en el héroe del Saprissa tras anotar un gol de gran factura que inclinó la balanza y puso a celebrar a la mitad del país. Recostado por la derecha, tomó la redonda, hizo un regate y la prendió con furia para colocarla al segundo palo. Nada que hacer para Pemberton.
“Es que ustedes saben que a mí me gusta rematar, vi el hueco y rematé. Gracias a Dios entró y con ese gol el equipo logró 3 puntos de oro”, afirmó el jugador morado sobre su dardo que hirió a los amigos de su papá Deiver, quien en el pasado jugó con la Liga.
“Mi padre me dijo que fuera tranquilo, que hiciera lo mío y que de paso le saludara a sus amigos de Alajuela. Y bueno, me tocó anotar para mi equipo Saprissa, una bendición de Dios porque acá he pasado momentos difíciles, pero he sabido perseverar y recuperar mi ritmo”, acotó.
Deiver Vega padre fue un jugador veloz, brilló en Alajuelense y San Carlos, y hoy su hijo pretende ser protagonista. El saprissista reconoció que parte de ese talento es heredado.
“Yo creo que heredé la chispita de mi papá, yo no lo vi jugar, pero sí vi varios videos, tenía mucha velocidad y por ahí yo también la exploto”, agregó.
Sobre lo que representó el gol de la victoria, Vega manifestó: “Necesitábamos los puntos, tocó clásico y ganamos. Este torneo es muy intenso, todos sufrimos, Pérez, Heredia, nosotros. Gracias a Dios logramos ganar”.
Añadió que la anotación llega en el momento justo para desequilibrar al rival en un juego que hasta ese instante era parejo. “Yo digo que estaba para cualquiera de los dos, quizás el rival ni se imaginaba un remate así, pero yo le pegué con ganas y con mucho corazón, además conozco muy bien esta cancha”, explicó.