La seguridad ciudadana y la salida de la otrora fiscala general Emilia Navas son temas que siguen calientes por los escándalos y constante crecimiento en los números sobre criminalidad en el país.
Celso Gamboa, abogado penalista, fue fiscal y ministro de Seguridad, por lo cual conoce ambos campos y sus manejos. Analizó los dos campos en una entrevista con DIARIO EXTRA, en la que compartió con la Gerencia General y Dirección del Periódico de Más Venta en Costa Rica.
A continuación, el criterio del también exmagistrado sobre el manejo de estas dependencias en el país en los últimos años.
¿Cómo valora la gestión de Michael Soto, ministro de Seguridad?
-Nunca rindió, su rendimiento es deficitario. La tasa de homicidios en el país es la más alta de la historia, estamos en el año del Bicentenario y no le han salido las cosas, tal vez su ámbito era represivo en el OIJ, donde era un excelente funcionario. Probablemente en política pública de seguridad ciudadana fracasó porque no todo agente del OIJ es un buen desarrollador de políticas públicas de prevención, que es la función de Michael. Además, probablemente con un par de viceministros que no hacen el trabajo efectivo, entonces le toca hacerlo solo y terminan mimetizados dentro de la vorágine de homicidios y sangre que está consumiendo el país, era impensado lo que está sucediendo ahora.
Los números tampoco lo respaldan…
-Todos los delitos se dispararon y todo esto genera un sentimiento de inseguridad e inestabilidad para el ciudadano, para las empresas que quieren invertir en el país, porque el componente seguridad es un eje tangencial en todas las demás áreas de desarrollo del país. A mí me parece que Soto es un excelente investigador y no dudo de su capacidad como persona, pero nunca debió salir del OIJ, y creo que José Manuel Arroyo se equivocó al recomendárselo a Carlos Alvarado.
¿Cuáles son los pecados más marcados en la dirección del ministro Soto?
-Desde la salida de Juan José Andrade de la Dirección de la Fuerza Pública veo cambios radicales, y eso se evidencia ahora, no hay liderazgo que se veía en el pasado y hemos vuelto a figuras muy rudimentarias. En el país, por las restricciones que han puesto, no se notan tanto los números de incidencia delictiva y aun así subieron, eso quiere decir que la política pública de seguridad ciudadana es incorrecta. Si le preguntan al ministro cuál es, estoy seguro que no la sabe, no la tiene clara. Y si van al Mideplan para ver los objetivos plasmados para el país en este tema, no se ha cumplido nada; si dicen que las incautaciones son un logro, es por lo que sopla la DEA, que da coordenadas para que Guardacostas llegue. Eso es parte del fracaso en esa política pública de seguridad ciudadana y económica a nivel país, al igual que política exterior y otros que nos deja en evidencia, pues crearon un excelente camino para el desarrollo del crimen organizado que se aprovecha de otras malas gestiones en el país.
¿A su criterio va más allá de la penetración del crimen organizado?
-No todo es culpa del crimen organizado, también está la delincuencia común que nos afecta a nosotros directamente. El crimen organizado se educa, se asocia, mandan la cocaína a Estados Unidos y ya, pero la otra delincuencia que nos está haciendo leña es la de la calle. Es que no se generan oportunidades para la población, usted en Limón ve que hay muchachitos que se van a Dos Aguas y se tiran a ver qué pueden agarrar en ese basurero, entonces usted se da cuenta que no hay fuentes de ingreso. Limón se está convirtiendo en una ciudad fantasma y debe pasar lo mismo en Puntarenas, en esas zonas de Barranca donde la gente se está matando salvajemente, porque empieza a predominar el microtráfico y la política de abordaje de la Fiscalía de Narcotráfico es un fracaso también y entonces pasan estas cosas. Parte del fracaso no solo es del Ejecutivo, sino también de la política de persecución penal que desarrolló la fallida fiscala Emilia Navas, no condenó nada importante.
¿Entonces es un tema integral que no está manejado de la mejor manera?
-Cuando usted mezcla personas que llegaron a sus puestos no por méritos propios, sino porque simplemente aprovecharon circunstancias como la salida de Jorge Chavarría, entonces entra Emilia Navas y empieza a llenar el país de escándalos que no pasaron de ahí, porque nada de eso se ha podido probar, hay una distancia enorme entre lo que digan y lo que se tenga para probarlo, no todo lo que dice la Fiscalía es cierto, soy testigo de eso, doy fe y testimonio de eso.
Para bien o para mal, ¿cuánto ha cambiado la Fiscalía desde que usted se fue?
-Nosotros teníamos un porcentaje de casi 80% en sentencias condenatorias, es decir acusábamos lo que verdaderamente podía llegar a juicio, dábamos procesos abreviados para evitar juicios de meses o de años. Ahora no, por ejemplo, un procedimiento abreviado quiere decir que una persona acepte los cargos y se le reduce la pena, pero en este momento usted lleva a alguien y pide que se le abra un procedimiento abreviado y le ponen una condena hasta más alta de la mínima que se puede imponer, es decir es peor porque nadie va a querer eso, están desnaturalizando la figura del abreviado y hacen que el sistema judicial esté colapsado. Fernando Cruz no hace nada, solo he visto un par de magistradas valientes criticando la política de persecución penal, pero la justicia penal en Costa Rica es caótica, no hay una política definida, sino que se determinó personas específicas, a quién perseguir y yo soy una de esas.
¿En cuál caso se puede mencionar una traba para buscar un abreviado?
-Por ejemplo, aparecen unos ecuatorianos en una lancha con una tonelada de cocaína, piden un procedimiento abreviado por un delito en el que la pena es de 8 a 20 años, la Fiscalía les ofrece 14 años, no aceptan, van a juicio, piden perdón y les ponen pena de 8 años. ¿Para qué gastan la plata de la Corte en eso si la Fiscalía es quien está desgastando cuando deberían estar enfocados en otros casos que importan en el país? Atrasan muchísimas cosas, pero ellos siguen vendiendo casos de forma sensacionalista porque generan expectativa en la población.
¿Por qué califica a la Fiscalía de sensacionalista?
-Cuando agarro una intervención telefónica y se la filtro a la prensa, que no tiene ninguna culpa en esto porque para ustedes igual es noticia y está válido, pero que salgan a la luz extractos de conversaciones que luego no se puedan comprobar en juicio le genera una expectativa tan grande a la población, que al final cuando los jueces absuelven la gente habla de corrupción, pero no es eso, es que la Fiscalía filtró exclusivamente lo que le servía y eso pasa porque si usted no tiene argumentos para litigar, litiga por prensa y aunque el juez diga que no, el juez recibe noticias, consume esos productos que ustedes dan y por supuesto leen comentarios en Facebook de los linchamientos públicos y se viene a la mente qué pensarán cuando se resuelva. También están los diputados populistas, sin formación de abogados o de ningún tipo, que hablan sobre un juez que ponga en libertad a una persona en X o Y condiciones, solo para tener aspiraciones, yo fui juez y eso lo valoran muchos.
¿Falta mano dura en la Corte que castigue a los funcionarios que no rindan?
-No hay una medición de rendimientos, entonces cuando usted se da cuenta que no hay cómo ser medido, hay muchos que se pueden mimetizar y viven su vida como completos desconocidos para siempre y jubilarse con una buena pensión, pero como ahora la Ley de Empleo Público los afecta sí se están moviendo, pero para las demás cosas no. Hay oficinas en el Poder Judicial que no hacen nada y es solo gasto de recursos en temas que no son necesarios, el sistema judicial está en crisis por pésimas decisiones populistas que se tomaron en el momento crítico del Cementazo, donde salí yo, Carlos Chinchilla, Doris (Arias) y no pasó nada, fue solo un escándalo de Emilia.
¿Es un asunto propiamente de la Fiscalía que no ha tenido el mejor manejo?
-Sí, estuvo Emilia Navas que no era una fiscal competente para ser fiscala adjunta y empezó a llevarse su gente de confianza, que evidentemente carecía de competencias, eso se va a ver reflejado en juicios de mayor envergadura, porque se escucha que pierden y pierden juicios, y se corre el ruido en la gente que los funcionarios son corruptos, cuando en realidad es que los fiscales son malos. Por ejemplo, ellos prometieron que la acusación de Juan Carlos Bolaños estaba para el año pasado, ya se fue Emilia Navas y Bolaños sigue esperando, ya lleva cinco años.
¿Cree que hay más casos que se han abordado de la misma forma?
-Ese tipo de escándalos es complicado, por eso veo con mucho recelo este tema de Cochinilla, porque en realidad no son ¢78 mil millones como se dice, no es tan cierto lo que se está filtrando a la prensa, pero están generando un clima de canibalismo social como muy mala estrategia, porque acuden al populismo para presionar a los jueces indirectamente. En este caso hubo una decisión valiente de una jueza de no mandar a prisión a esas personas porque no procedía y la acusa por prevaricato, en realidad ahora hay personas en prisión que no deberían estar ahí. No hablo solamente de Carlos Cerdas y Mélida Solís, sino otro montón de personas que están ligadas a procesos penales que están ocupando espacios en centros penales innecesariamente, producto de una política de persecución penal, dedicada únicamente al show, a los escándalos, a estar en el ojo de la polémica, pero sin mostrar efectividad en los tribunales. Pero como todavía en este país algunos jueces se paran y hacen respetar el marco jurídico, lo que pasa es que cuando le dicen que no a la Fiscalía, la Fiscalía los acusa de corruptos, eso los deslegitima ante la sociedad y la gente deja de creer en el Poder Judicial.
Emilia Navas tuvo mucho apoyo popular por cómo empezó su gestión, pero luego su imagen se deterioró. ¿Cómo analiza ese fenómeno?
-Los dos primeros años de Emilia, con lo que hablaba la gente yo hasta la veía presidenta de Costa Rica, todo mundo le hacía porras y quienes estábamos en contra de ella éramos unos malosos, pero ella sale por la puerta de atrás del Ministerio Público con un escándalo complicado. Yo no le deseo el mal, pero en la vida si uno siembra vientos cosecha tempestades, eso es una realidad. Nunca hubo capacidad y hubo un error en la Corte al escogerla porque no tenía las condiciones para el puesto, fui jefe de ella 15 años y sé quién es, por eso nunca estuve preocupado con mis cosas. Sí me preocupó el nivel de exacerbación y filtración para generar condenas mediáticas y públicas que no podían verse reflejadas en los tribunales, entonces hay un desbalance entre lo que piense la gente y lo que piensa un juez de derecho, eso es complicado y atenta contra la democracia y la institucionalidad del país. Puedo sacar un reportaje diciendo que usted está involucrado en un montón de cosas y al final lo absuelven porque no hay pruebas, pero la Fiscalía les da pruebas a medios para publicar y los que quedan mal son los jueces porque no tienen voz pública y no los veo acuerpados para defenderse de los ataques desmedidos del Ministerio Público.
Usted estuvo en la Fiscalía 17 años. ¿Cómo ve la elección que se viene para encontrar al mejor candidato?
-Deberían priorizar con un fiscal que tenga balance y paz, que evalúe el rendimiento de funcionarios a nivel nacional, para generar políticas de persecución penal coherentes con la realidad del país. Yo que ya pasé por ahí sé que la elección no es fácil porque se requiere de una persona que atienda temas no populistas, que entienda que no es un showman ni un robaflash, sino que sea una persona que entienda que tiene una gran responsabilidad en el país como lo es ejercer la acción penal y, si logran entender eso, pueden elegir un buen candidato, pero no alguien que quiera dar espectáculos públicos sin tener resultados.
Pero también debe ser un funcionario que rinda cuentas y sea abierto con la prensa para entender el trabajo que se realiza.
-Hay un proceso de rendición de cuentas que habíamos establecido donde el fiscal debía hablar ante la comunidad y la gente le preguntaba por qué absolvían a una u otra persona, pero esta señora Navas nunca habló.