A dos días de abandonar el Congreso, los diputados decidieron poner sus fotografías en las curules del viejo edificio legislativo. También hicieron un “berrinche” porque les quitaron las placas de sus nombres en las curules del plenario.
\”Todavía somos diputados y trabajamos hasta el próximo 30 de abril. Es una falta de respeto lo que hacen. Yo creo que se deben poner las placas en este momento porque nuestras curules no son anónimas.
Exijo un receso hasta que se pongan las placas porque si no, ¿para qué estamos aquí? No somos un cuadro pintado. Si es tanta la gana de que nos vayamos, nos vamos ya. ¡No se vale esto!\”, reclamó la independiente Zoila Rosa Volio.
Otros congresistas calificaron ese acto como un \”ridículo\”.
\”Yo no quiero que me pongan ninguna placa. Es normal que en el proceso de transición de la Asamblea Legislativa se preparen las cosas para recibir a los nuevos diputados.
Se está perdiendo tiempo de la sesión. No todos los diputados estamos en esa línea de frenar la sesión por un acto tan banal y ridículo\”, manifestó José María Villalta, diputado de Frente Amplio (FA).
Después del \”berrinche\” de varios diputados, funcionarios del Congreso colocaron las placas en la mayoría de las curules.
NUEVOS SIN PLACA
El berrinche de los diputados podría hacer que los próximos en ocupar esas sillas asuman funciones sin placa el próximo domingo.
Las actuales láminas debían ser enviadas a una empresa que se encargaría de cambiar los nombres por los de los próximos legisladores.
No obstante, al no enviarse a tiempo complicaría que el 1° de mayo los distintivos estén listos con los nombres de los próximos congresistas en sus respectivas curules.
Reutilizar las láminas cambiando los nombres cuesta al Congreso ¢203.000 y hacer nuevas placas ¢796.000.
FOTOS EN CURULES
Mientras todo eso pasaba en el plenario, en el “edificio viejo” se colocaban más de 40 retratos de los actuales diputados.
A pesar de la oposición de funcionarios legislativos, los congresistas mandaron hacer retablos con sus fotografías y colocarlos en las históricas curules con más de 70 años.
Las imágenes eran colocadas con una pegatina adherente y es preciso indicar que no todos los diputados estuvieron de acuerdo con eso. El costo de cada foto fue de ¢58.000.
El proceso lo fiscalizó el independiente Dragos Dolanescu.
DIARIO EXTRA consultó a Karla Granados, directora de Relaciones Públicas, Prensa y Protocolo del Congreso, quien indicó que la persona que autorizó la apertura del salón y la colocación de los retratos fue Antonio Ayales, director ejecutivo de la Asamblea Legislativa.
“Ese inmueble tiene una historia de más de 50 años, lo mismo que todo su inmobiliario, y es patrimonio (…) Asesores del diputado Dolanescu nos contactaron para decirnos que querían colocar las fotos y que cada legislador iba a costear el monto de los retratos. Algunos no estuvieron interesados en poner su foto”, declaró.
“El antiguo edificio está destinado para visitas de estudiantes y reuniones. Es un museo. Entiendo que los diputados quieren poner las fotos en la mesa principal, allí se firmaron temas constitucionales importantes. Aquí todo el inmobiliario es patrimonio”, añadió.
El Diario del Pueblo intentó contactar a Ayales, sin embargo al cierre de edición no contestó nuestras llamadas.
En 2021 el Directorio presidido por Eduardo Cruickshank aprobó la colocación de los retratos usando presupuesto legislativo, pero Silvia Hernández, presidenta del Congreso, dio marcha atrás con esa iniciativa.