Este año, 454 costarricenses han perdido la vida debido al cáncer de próstata, una cifra alarmante que nos exige reflexionar sobre la importancia de la detección temprana y de las campañas de concienciación en torno a esta enfermedad, pues comprende una de las principales causas de muerte entre los hombres en Costa Rica, y su diagnóstico temprano puede marcar la diferencia entre la vida y la muerte.
La próstata, una glándula del tamaño de una nuez, puede presentar síntomas casi imperceptibles en sus primeras etapas. Esto convierte al cáncer que ocurre en dicha zona en una amenaza silenciosa. A medida que la enfermedad avanza, se vuelve más agresiva y difícil de tratar. Sin embargo, un diagnóstico temprano, logrado mediante exámenes de rutina como el antígeno prostático específico (PSA) y el tacto rectal permite un tratamiento menos invasivo y con mayores probabilidades de éxito.
Los mitos y temores alrededor de los exámenes prostáticos han sido un obstáculo constante en nuestra sociedad. Muchos hombres evitan realizarlos, ya sea por desconocimiento, estigma o miedo. Necesitamos romper estas barreras culturales y abrir un espacio de conversación sincero y sin prejuicios. Aceptar la vulnerabilidad es el primer paso para priorizar nuestra salud y el bienestar de nuestras familias. Dicho tumor no discrimina, y la detección temprana constituye la herramienta más poderosa que tenemos para enfrentarlo.
Es responsabilidad de todos, como sociedad, difundir la importancia de estos exámenes y apoyar a quienes están pasando por el difícil camino de enfrentar dicho padecimiento. A las instituciones de salud les corresponde continuar promoviendo y facilitando las pruebas de detección, especialmente en zonas donde el acceso a la salud resulta limitado.
Es fundamental que recordemos a todos los hombres en Costa Rica, a partir de los 50 años, la importancia de realizarse exámenes de detección de cáncer de próstata anualmente, y a partir de los 40 años en aquellos con antecedentes familiares de la enfermedad. Solo juntos, con educación, concienciación y el apoyo de la sociedad y las instituciones de salud, podremos reducir las cifras de esta tragedia silenciosa que, sin distinción, se cobra vidas en nuestro país.