Hablar de Greddy Chaves es referirse a una de las voces más queridas de Costa Rica, debido a sus 60 años en la música y casi 80 años de edad. El artista visitó las instalaciones de DIARIO EXTRA junto a su esposa, para resumir todos estos años en dicha disciplina y además habló tanto de su vida como de sus anécdotas detrás de su pasión: la música.
¿Cuántas primaveras?
– 80 años voy a cumplir el 13 de noviembre, si Dios me deja.
¿Cuántos años en la música?
– 60 años en la música.
¿Cómo resume llegar a los 60 años en la música y casi a los 80 años de edad?
– Ha sido muy bonito, claro, y es la pregunta que siempre me hace mi esposa, Edith Madrigal.
Ella es muy joven…
– Solo le llevo 28 años, tiene 51 años (risas).
¿Le hicieron hasta una canción?
– Héctor Palomo, gran amigo, me hizo hasta una canción.
¿Dónde vive?
– Yo vivo en un lugar muy tranquilo, Concepción Arriba de Alajuelita. Yo salía de vez en cuando a hacer mis compritas y con mascarilla.
¿Sigue activo en la música?
– Claro que sigo activo, esta pandemia nos guardó dos años.
¿Qué hizo en el encierro de pandemia?
– Me decía mi esposa “hay que soltarlo un poquito” (dejarlo salir para que no se deprimiera).
¿Ya tiene todas las vacunas?
– (Risas). Claro, ya mi mujer me llevó, tengo las cuatro vacunas.
¿Se le pegó el Covid?
– No, gracias a Dios no me dio.
Usted cuenta con una salud increíble, ¿es como un roble?
– (Risas). Sí, eso es hereditario, mi mamá murió de 101 años. Yo tengo 7 hermanos, incluso tengo hermanos mayores, el mayor-mayor sí ya falleció, pero otros viven en los Estados Unidos.
¿Cuántos años tiene su hermano mayor vivo?
– Como 87 años. Sí, él no tiene muy buena salud por el tema del alcohol.
¿Se lo echa usted?
– Eso le decía a mi esposa, yo en una reunión de amigos me tomó mis whiskys.
¿Qué toma?
– Whisky, ni birra ni guaro.
¿Roja o negra?
– (Risas). Si es azul, mejor.
Carito…
– (Risas). Es el que me gusta, me acuerdo que tenía una admiradora que solo me mandaba etiqueta azul u Old Parr.
¿En un pueblo?
– Acá en San José, llegaba a los chivos y me dejaba esas botellas. Se llama Sonia, pero no quería que la conociera más. Yo era como un amor platónico, la extrañé mucho, en esos tiempos yo estaba divorciado, hasta que mi chiquita (habla de su esposa) y yo nos casamos.
¿Dónde conoció a su doña?
– En un baile. Jamás lo voy a olvidar, fue en el Colegio de Contadores.
¿Fue difícil llegar a cantar tras pandemia?
– Claro, vieras lo que fue eso, me acuerdo que uno empieza a cantar y todo el registro bajo. No me salía nada. Poco a poco, fuimos recuperando. Costó mucho.
¿Le dio depresión?
– Claro que me dio depresión.
¿De qué vive en pandemia?
– Una pensioncita con la que subsistí, más algo, que mis hijas del primer matrimonio me ayudaron mucho.
¿Cuántos hijos?
– De mis dos matrimonios, cuatro. Soy casado dos veces. Con mi última esposa tengo una chiquita que recientemente se graduó de Recursos Humanos, se llama Dayanna, tiene 24 años. En realidad, yo tengo más hijos fuera del matrimonio.
¿Todavía puede?
– (Risas). Claro, todavía puedo. Pulseadito y con tanta cosa que hay ahora, en especial las capsulitas azules, claro que se puede.
¿Cuándo empezó a cantar?
– 1962, tenía 20 años.
Antes de la música, ¿qué hacía?
– Yo era agricultor. Soy de Orotina, exactamente entre Orotina y San Mateo. Cuatro Esquinas se llama el pueblito.
¿Tiene familia por ahí?
– Algo me queda, tengo un tío que cumplirá 100 años próximamente.
¿Cómo se siente de salud?
– Muy bien, hay días que amanezco con unas ganas de tomar la calle.
¿Fue muy dura su infancia?
– Claro, piso de tierra y casa de tejas. Mis padres sembraban.
¿Qué pasó con esa finquita?
– Esa finquita fue vendida. 20 manzanas en 10 mil colones. Eso fue en 1960.
¿Un platal?
– Sí era plata, pero jamás se hubiera vendido, vea lo que cuestan las cosas ahora. Mi papá tenía otro terreno más pequeñito, más abajo recuerdo.
¿En su casa todos son machos de ojos claros?
– (Risas). Claro, en casa todos machos de ojos claros.
¿No era feo?
– (Risas). Para nada era feo, era guapillo.
¿Le salían viejas?
– Viejas ha sido lo que más me salió en la vida.
¿Qué le dijo a su esposa antes de esta entrevista?
– Que Ariel hace las preguntas más capciosas, pero acá estamos.
¿Cuándo llega la música?
– En 1960, con cancioncillas. Un muchacho me acompañaba en guitarra. Hicimos un dúo. Tocábamos en Orotina, en barcillos, incluso en rezos. Le daban a uno un cafecito.
¿La primera novia?
– Se llama Nury Gutiérrez. Muy bonita, yo de ella no tan enamorado. De vecinos no pasamos, como se decía antes, de “Taquitos y empanaditas no pasábamos”. Un amor muy santo. Yo era muy respetuoso de las damas.
¿A qué edad se casó?
– La primera vez a los 26 años. María Bella Gómez, una excelente persona. Duré 24 años casado y tuve tres hijas.
¿Por qué se divorció?
– Siempre, en los matrimonios, el Diablo se viste de mujer.
¿Era mujeriego?
– (Risas). Mujeriego no, es que las mujeres lo persiguen a uno. Las mujeres llegaban a la tarima.
¿No tiene más hijos por ahí?
– La verdad sí, existen algunos. Sí son hijos, una dama y un varón, y ese se parece a mí bastante. Ya están grandes y todo, tengo hasta bisnietos. En total, creo que tengo como doce hijos.
La socialización sexual en zonas rurales en los años sesenta era una cosa muy diferente, ¿fue donde Tencha?
– (Risas y más risas). Yo le digo a mi esposa, “amor, si a las 3 p.m. no he venido es que estoy donde Tencha”. Aprovecho para decir que soy el hombre más feliz del mundo.
¿Cómo conoció a su esposa?
– A Edih, la conocí en un baile, yo no estaba buscando a nadie. Fue en el Colegio de Contadores. Como una canción de Agustín Lara, “El amor se encuentra en la esquina al doblar”. Cuando yo la vi, me dije: “vea qué flaquita, que termine este set para irle a hablar”.
¿Le entró el amor? Usted tenía como 50 años…
– Exacto, y pregunté por ella y me dicen “más bien ella se está divorciando de un viejillo más viejo que vos”.
¿Cómo entra a los grupos?
– Me acuerdo que la Orquesta Campos me contrató. Era lo más famoso en esos tiempos y yo era el cantante, en los sesenta. Luego me llegó un telegrama para cantar con la orquesta de Gil Vega, que era la orquesta más grande. Eso fue en 1966.
¿Trabajó en otras cosas?
– Claro, trabajé como zapatero y ventas con productos de salud ocupacional. Trabajé en imprenta y litografía Vargas, que es una empresa muy grande que los estimo mucho, pero la música era todo.
¿Cuándo empezó a ser solista?
– Con la crisis de Carazo, 1982 por ahí. Peor que la pandemia, había que ir a los estancos. A veces, uno iba para que le apuntaran las cosas, pues no había plata.
Esa libreta valía plata…
– Claro, era toda la gente que debía el diario.
¿Casa propia?
– Sí, recuerdo que cuando me casé con Edith me dice: “déjele la casa a su exesposa, ella lo merece y usted y yo empezamos de cero”, y así lo hicimos, tenemos una casita adornadita, pequeña pero linda.
¿Hizo plata en la música?
– No, ni ahorros, menos con la pandemia y mis ahorros son los grandes amigos que me dejó el trabajo. Los verdaderos amigos.
¿Le dejaron un diario?
– No exactamente, pero llamaban para decirme “si necesita algo, le ayudamos”.
¿Tocó con algún grupo o artista internacional?
– Yo compartí con todos los artistas que vinieron entre 1966 a 1980, por ahí. Desde Pérez Prado hasta Los Ángeles Negros y Luisito Rey, Angélica María y Alberto Vásquez. Recuerdo con cariño a Luisito Rey, el papá de Luis Miguel, era más chiquitillo que yo. Me dio consejos, me dijo: “mientras usted canta no mire a nadie, porque si ve a una damita ahí cae y se enreda”, y eso es cierto.
¿Alguna anécdota con algún marido celoso?
– Vieras que no. Recuerdo que había una chiquita muy linda detrás mío y un tío de ella, abogado, me dice “te voy a hacer divorciarte para que te cases con mi sobrina”, y me quedé pensando.
¿Amigo de algún político?
– No he sido tan pelotero.
¿Por muchos años el Salón La Pista, allá por el cruce a Tibás, fue su casa?
– Así es. Piso de tierra, ahí tocábamos. Canté por todo el país.
¿Tuvo novia china?
– (Risas). Yo tenía una chinita muy linda, guapísima, jamás la olvidaré.
¿Cómo hace para estar tan bien?
– No padezco de nada, de nada, algo de párkinson, eso sí, pero estoy muy bien. No hago nada de ejercicio, solo camino. Veo bien, anteojos solo para ver TV.
Finalmente, ¿qué le dejó la música?
– Me dejó solo cosas buenas y aclaro que no soy alcohólico, se han dejado decir eso y no es cierto. El que dice eso está mintiendo.