Nicaragua. (AFP) – El gobierno de Nicaragua culpó a los líderes de las protestas opositoras de 2018 de provocar numerosas víctimas y millones en daños en el aniversario del inicio de esas movilizaciones.
“No hubo protesta pacífica sino un intento violento de derrocamiento del gobierno legal y legítimamente constituido”, dijo la vicepresidenta y esposa del presidente Daniel Ortega, Rosario Murillo, a medios oficialistas.
Las protestas de 2018 derivaron en tres meses de bloqueos de calles y choques entre opositores y oficialistas, que dejaron más de 300 muertos, según la ONU.
“El golpismo terrorista provocó pérdidas en la economía nacional de 22.361,7 millones de dólares” y provocó la pérdida de 140.995 empleos formales, flujos de inversión por 1.340 millones de dólares y daños por 640 millones de dólares en el sector turismo, afirmó la vicepresidenta.
“Esa cantidad es equivalente al impacto de 28 huracanes Eta o Iota, de 11 pandemias, de tres huracanes Mitch y solo comparado con el terremoto” que destruyó Managua en 1972, añadió Murillo.
El gobierno asegura que se trató de un intento de golpe de Estado patrocinado por Estados Unidos y que “198 hermanos dejaron su vida, de los cuales 22 eran miembros de nuestra policía nacional” y 1.240 personas resultaron con heridas de arma de fuego, dijo Murillo.
La Asamblea Nacional, afín al gobierno de Ortega, declaró la semana pasada al 19 de abril como “Día Nacional de la Paz”. Por tal motivo, militantes sandinistas realizaron este viernes marchas y festivales en distintos puntos del país.
Decenas de opositores fueron encarcelados tras las protestas y en 2023 fueron excarcelados, expulsados del país y despojados de su nacionalidad 222 miembros de la oposición. El año pasado también fueron despojados de su nacionalidad otras 94 personas, entre políticos, abogados y activistas de derechos humanos.
Estados Unidos y la Unión Europea mantienen sanciones al gobierno de Ortega, que regresó al poder el 2007 y ha sido reelegido en comicios cuestionados por la comunidad internacional.