Toda el agua que provenga de los hogares de 11 cantones de la Gran Área Metropolitana ya no llegará sin ser tratada a los ríos, en específico al Río Tárcoles, y de esta forma echar marcha atrás a lo que se ha convertido esta cuenca, que en palabras de la presidenta Laura Chinchilla define como una “gran cloaca urbana”.
Para lograrlo, el Gobierno junto al Instituto de Acueductos y Alcantarillados (AYA) levantan una plata de tratamiento residual, cuya inversión ronda lo 344 millones de dólares. Justamente ayer, Chinchilla inspeccionó el avance de las obras, que estarán listas y en operación en el 2015.
El ministro de Ambiente René Castro, quien la acompañó en el recorrido, sostuvo que es una forma en que “los ríos no vuelvan hacer un depósito de los residuo humanos o de animales” y de que los ticos no sintamos vergüenza al mostarlos.
La Planta se ubica a 3 kilómetros del Hospital México, por las cercanías de La Carpio, el Ingeniero Pablo Contreras indicó que en un principio la comunidad de ese lugar tuvo recelo por el desarrollo de la planta, pero tras conversaciones se ha logrado reducir la presión.
Además de recursos del AYA, el proyecto es financiado por la Agencia de Cooperación Internacional de Japón y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)