Costa Rica se conoce a nivel mundial por sus paisajes, fauna y flora, por ser un país pacífico, sin Ejército, y por tener una de las cinco zonas azules (blue zones) del mundo.
La zona azul costarricense se encuentra en Nicoya. El significado de ello es que los habitantes son longevos, presentan una excelente calidad de vida en cuanto a salud física y mental se refiere. Además de rodearse con una buena red familiar, tienen claramente definido su propósito de vida, se rigen por la espiritualidad o fe, realizan actividad física de manera constante y se apegan a la tradición alimentaria.
Si nos enfocamos en la alimentación tradicional, podemos encontrar que los habitantes de la zona tienen un alto consumo de vegetales, frutas, arroz, frijoles, maíz y bajo consumo de carnes rojas, moderado consumo de carnes blancas y pescados y un casi nulo consumo de alimentos procesados o ultraprocesados.
Recordemos que nuestra alimentación es una mezcla de los antepasados indígenas junto a la alimentación europea de la conquista de América, siendo esta perfecta mezcla la razón por la que tenemos tanta variedad de platillos y bases para sus preparaciones.
El maíz, sin duda alguna, es el protagonista de la gastronomía guanacasteca, destacan bebidas, platos fuertes y postres, en todos los tiempos de comida lo podemos encontrar.
Este producto nos identifica como indígenas, nos recuerda nuestro pasado y la identidad de nuestra cultura. Ejemplos de platillos característicos y más reconocidos pueden ser:
• Bebidas: chicheme, chicha, pozol.
• Platos principales: ayaco, gallina achiotada o criolla, arroz guacho, picadillo de papaya.
• Panes: rosquillas, tamal asado, marquesote, pan casero.
• Postres: buñuelos, atolillo de arroz, arroz con leche.
Sin duda alguna, los hábitos de la zona son aquellos que podemos tomar nosotros para mejorar nuestra calidad de vida. La alimentación además de tener un sabor exquisito y rescatar nuestras raíces, nos ayudará a prevenir múltiples enfermades.