Pekín, (EFE).- Un vendedor de refrescos en el centro de China fingió su propia muerte con el propósito de que su familia recibiera una indemnización, sin embargo en pleno funeral y debido al fuerte calor tuvo que salir corriendo del ataúd para beber agua, dejando a todos atónitos con su \”resurrección\”.
El suceso relatado por la agencia oficial de noticias Xinhua, ocurrió en la ciudad de Wuhan, capital de la provincia de Hubei, y famosa por ser uno de los lugares más calurosos del país en verano. Más aún en esta temporada, en la que el sur de China soporta la peor ola de calor en 140 años.
El timador de apellido Han, simuló la partida al más allá por de una paliza propinada por policías locales, los temidos \”chengguan\”, un cuerpo que en los últimos meses aparece en las páginas de sucesos por causar el fallecimiento de varios vendedores ambulantes en otras ciudades.
Han había sido detenido en una de las frecuentes redadas y tras ese incidente otros negociantes arrestados, conchabados con él, aseguraron que éste murió y por lo tanto la familia merecía una alta compensación económica.
Para dar más veracidad a su trama, Han fue colocado en un ataúd que, transportado por diez hombres, fue paseado por las calles de Wuhan, pero las altas temperaturas de la ciudad (algunos termómetros en el centro de la ciudad alcanzaron ese día hasta 45 grados) lo desenmascararon.
A las dos horas de falso funeral, al que asistían unas 300 personas y que era vigilado por 80 policías debido a la sensibilidad del caso, el sujeto salió repentinamente, tomó una botella de agua y, tras decir \”no puedo más\”, se la bebió de un trago.