2022 fue un año atípico en muchos aspectos, entre ellos en el político, el económico, el social, el educativo y el relacionado con la salud, aun cuando ya podíamos salir de las casas sin horarios ni restricciones.
Fue un año en el que muchos empresarios perdieron sus emprendimientos y otros hasta sus empresas familiares. La pandemia del Covid-19 les hizo perder sus negocios por permanecer mucho tiempo cerrados o por no alcanzar las ventas para pagar sus compromisos.
Después de casi dos años de pasar confinados y de mucha presión psicológica, pues nos decían que todos íbamos a morir o al menos a contagiarnos, este año la gente por necesidad económica, psicológica o social salió de sus casas y volvió a llevar una vida normal.
También en la parte educativa vimos muchos enfrentamientos entre estudiantiles que se golpeaban entre sí con la excusa del confinamiento en sus hogares. En esos casos debieron intervenir maestros, padres de familia y hasta psicólogos para calmar la euforia de estos muchachos cuando volvieron a clases presenciales.
Otros se autoliquidaron.
Vivimos la política de una forma diferente y si se quiere hasta carente de información para el votante. Por más que el Tribunal Supremo de Elecciones trató de organizar debates y actualizar su página web con información de los candidatos a la presidencia y diputados, muy poco electorado entró a informarse. Aún somos un pueblo que busca información en medios de comunicación tradicionales, que además gozan de mayor credibilidad entre los votantes.
También vimos que, por falta de oportunidades de trabajo, muchos costarricenses cayeron en las drogas y cada vez más enfrentamientos entre bandas, lo que nos ha traído inseguridad ciudadana, la cual el Poder Judicial trata de combatir. Los números de homicidios no mienten, ni las pasadas que tienen algunos antisociales, que son detenidos una y otra vez porque los sueltan y vuelven a delinquir, ya que en Costa Rica la justicia restaurativa es muy débil y no se le han dado las herramientas que requiere.
La economía también fue otro factor duro para los ticos este año, ya que la guerra entre Rusia y Ucrania disparó el precio de los hidrocarburos y esto afectó las finanzas de miles de hogares, pues cuando suben los combustibles, de inmediato suben los peajes, el pan y otros alimentos, al igual que el tipo de cambio, que dispara el costo de importación de bienes y servicios.
Consecuencia directa de estas circunstancias es que menos costarricenses compraron vivienda o vehículo.
Por parte del Ejecutivo no hubo ayuda para muchos empresarios porque el populismo ganó al pasar al Legislativo proyectos de ley como arreglos con el impuesto de valor agregado (IVA) y la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), los cuales se aprobaron y aún no hay reglamento para que empiecen a regir. Esto ha hecho que muchos quiebren o se pasen a la informalidad, ya que por más que los legisladores aprueben proyectos, el que hace el reglamento es el Ejecutivo.
Pero Dios nos ayudó a llegar a este día tan especial para muchos porque todos con gran ilusión esperamos que sean las 12 medianoche para decirnos ¡feliz año nuevo! y tener mejores oportunidades que las del año que hoy termina.
Dios bendiga cada uno de sus hogares y el nuestro también.
¡Feliz año nuevo 2023!
Aún somos un pueblo que busca información en medios de comunicación tradicionales, que además gozan de mayor credibilidad entre los votantes