10 hogares de Río Magdalena en Puerto Viejo de Sarapiquí
Como una forma de adaptarse al cambio de climático para cuidar el medioambiente, 10 familias de la comunidad Río Magdalena, en Puerto Viejo de Sarapiquí, aprenden de prácticas para restaurar la conectividad biológica por medio de estrategias de ganadería sostenible.
La conectividad biológica es la capacidad de los animales de moverse libremente de un lugar a otro, lo que les permite encontrar alimento, reproducirse y establecerse en nuevos territorios.
Para fomentarlo aprendieron técnicas de cría de ganado con cuidado de salud animal, técnicas de restauración y conservación del medioambiente, así como herramientas para el desarrollo y gestión comunitaria.
Esto se logró a través del proyecto Fondo Ecovida, el cual nació a partir de la Asociación Edunámica, el Refugio de Vida Silvestre Lapa Verde, la Fundación Ecovida y con el financiamiento del programa Canje de Deuda por la Naturaleza entre Estados Unidos y Costa Rica.
La iniciativa pretende potenciar a las familias de la zona con actividades productivas de pequeña escala dentro del Corredor Biológico San Juan-La Selva, en las áreas de influencia del Refugio.
“Para realizar conservación de las áreas protegidas se tiene que involucrar a las comunidades que están alrededor de estas para asegurar el éxito en la protección, por lo que se volvía relevante vincular el Refugio con una población finquera que quisiera estar comprometida con el objetivo de conservación y al mismo tiempo generar un beneficio económico a las familias, no solo inmediato, sino a futuro”, manifestó Randall Montoya, encargado del área protegida y coordinador del proyecto.
Señala que con ello se busca la conservación de las especies de flora y fauna del Refugio. Cada una de las familias recibió un plan de restauración ecológica cuya primera etapa se desarrolla en el proceso de capacitación y la segunda durante la crianza del ganado. “Asimismo, se da una etapa que es transversal, que consiste en restauración ecológica, la cual permitirá la conexión biológica y adaptación al cambio climático”, explicó.
A partir de esta iniciativa se desarrolló un diagnóstico de vinculación, donde se identificaron características sociales de la comunidad, así como posibles acciones que reforzaron el tejido social, creando un ambiente en el que la conservación y el desarrollo sostenible son prioridades compartidas.