Sin titubeos, así descartó Guillermo Vargas la hipótesis del ajuste de cuentas que se manejaba entre los posibles motivos para la muerte de su padre, Miguel Ángel Vargas Quesada, quien falleció asesinado la noche de este miércoles en una urbanización en Paso Ancho, sector sureste de San José.
Esta declaración la brindó a DIARIO EXTRA horas después del hecho y confirmó que todo sucedió en un intento de asalto.
“Nuestra familia nunca se ha visto envuelta en drogas, lavado de dinero ni crimen organizado, el hecho de que lo consideren como ajuste de cuentas me parece hasta ofensivo, ya que esto fue un intento de asalto”, indicó.
Dicha versión surgió horas más tarde del hecho, tanto en redes sociales como entre varios medios de comunicación, pero hasta el propio Organismo de Investigación Judicial (OIJ) ratificó la posición de Guillermo Vargas en conferencia de prensa.
“Al llegar a su casa, el fallecido notó que dos desconocidos salían de allí con varios artículos de su pertenencia sin permiso. Al percibir el hecho, les pide a sus vecinos que llamen a la Policía, esto lo notó uno de los asaltantes, le disparó en la cabeza y perdió la vida en el sitio”, apuntó Cristian Luna, director de la Sección de Homicidios.
TENÍA TRES TRABAJOS
Los familiares pasaron la noche en la casa de otro pariente, pues quedaron consternados por el incidente. A la mañana siguiente, regresaron a recoger una ropa a la urbanización Vista Hermosa y aprovecharon para conversar con El Periódico de Más Venta en Costa Rica, así como para comentar los diversos trabajos que efectuó la víctima en vida.
“En realidad nuestra familia es muy grande, sabemos que siempre tendremos el apoyo de ellos, mientras, los vecinos, estamos claros que de ellos nunca recibimos quejas por parte de mi papá. Él era trabajador, en las noches era telefonista en un call center, a veces hacía Uber y también conducía un taxi, le encantaba manejar”, argumentó.
El joven subrayó que nunca había visto el Toyota Yaris color negro por la zona, pero confían en que las autoridades logren capturar pronto a los homicidas.
Asimismo, el OIJ reveló a la prensa que al final los ladrones no se llevaron nada. Las edades de los sospechosos rondan entre los 25 y 30 años de edad.