En el marco de la celebración del Día Internacional de la Familia, este 15 de mayo, el Patronato Nacional de la Infancia (PANI), quiere contribuir a la reflexión sobre la importancia de promover entornos familiares y sociales que garanticen el respeto de los derechos de las personas menores de edad, se fortalezcan los lazos familiares y se potencie las oportunidades para una convivencia de paz y respeto a la dignidad de todos sus miembros.
La Convención de los Derechos del Niño, promulgada en 1990 establece el reconocimiento de la dignidad intrínseca y de los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana, y reconoce que la familia, como grupo fundamental de la sociedad y medio natural para el crecimiento y el bienestar de todos sus miembros, y en particular de los niños; debe recibir la protección y asistencia necesaria para poder asumir sus responsabilidades dentro de la comunidad.
El niño, niña y adolescente, para el pleno y armonioso desarrollo de su personalidad, es necesario que crezca en el seno de su familia, en un ambiente de felicidad, amor, comprensión y respeto. Cuando estas condiciones no se dan o no sean posibles se tendrá que recurrir a otras alternativas conforme a lo dispuesto en la Declaración sobre los principios sociales y jurídicos relativos a la protección y el bienestar de los niños. Estas alternativas son la adopción nacional e internacional, solución por excelencia, así como los hogares sustitutos de guarda que pueden ser familiares de la persona menor de edad o particulares, con subvención o sin ella, según cada situación planteada.
El artículo 20 de ésta convención señala al respecto que los niños, temporal o permanentemente privados de su medio familiar, o cuyo superior interés exija que no permanezcan en su medio familiar, tendrán derecho a la protección y asistencia especiales del Estado.
Casi una década después, se promulga en Costa Rica el Código de Niñez y Adolescencia el cual retoma los principios antes enunciados y los incorpora con el objetivo de constituir el marco jurídico mínimo para la protección integral de los derechos de las personas menores de edad.
Además promueve los principios fundamentales, tanto de la participación social o comunitaria como de los procesos administrativo y judicial que involucren los derechos y las obligaciones de esta población.
Se establece que la obligación de procurar el desarrollo integral de la persona menor de edad le corresponde, en forma primordial, a los padres o encargados, de ahí la necesidad de procurar alternativas de formación para padres y madres o personas encargadas de la crianza en alternativas como las que ofrece el PANI por medio de la Academia de Crianza, donde se brindan las herramientas necesarias para el ejercicio de una guarda y educación, garantes de respeto, dignidad, comunicación asertiva, formación, etc.
Se destaca en el texto del código, que si bien existen derechos humanos, es claro en señalar las obligaciones de los progenitores o guardadores, quienes deberán velar por el desarrollo físico, intelectual, moral, espiritual y social de sus hijos e hijas, pero también establece la reciprocidad de dar honra, respeto y obediencia a sus padres, siempre “que sus órdenes no violen los derechos y garantías o contravenga el ordenamiento jurídico”. (Legislativa, 1998)
Cuando por alguna razón dicha expectativa que beneficia la funcionalidad del grupo familiar y social, no logra establecer el ambiente que propicie las oportunidades para el desarrollo humano y el ambiente familiar, el PANI y otras instituciones tendrán que brindarlas “mediante los programas correspondientes y fortalecerán la creación de redes interinstitucionales, a las que se sumarán las organizaciones de la sociedad civil” (Legislativa, 1998) en procura del bienestar de las personas menores de edad, su familia y el medio comunal como facilitador de soluciones concertadas, en el ámbito de la participación ciudadana.
Particularmente el PANI cuenta con una estructura de articulación comunal, con representación de los diferentes sectores institucionales, gobierno local, representante de las personas menores de edad y representantes de la sociedad civil, denominada Junta de Protección a la Niñez y Adolescencia, la cual está encargada de promover en la comunidad proyectos que beneficie a las personas menores de edad y sus familias.
El PANI como ente rector en derechos de Niñez y Adolescencia en su esfuerzo por incidir en un cambio cultural en la sociedad, contribuye en el año 2008, a la génesis y promulgación de la Ley 8654, que envía a la sociedad un mensaje contundente y de gran simbología, al establecer el derecho a la integridad física y dignidad de todas las personas menores de edad y el respeto de éstas hacia sus padres, madres y personas encargadas de la guarda y crianza.
A su vez modifica el artículo 143 del Código de Familia, al establecer que “la autoridad parental confiere los derechos e impone los deberes de orientar, educar, cuidar, vigilar y disciplinar a los hijos y las hijas, esto no autoriza en ningún caso el uso del castigo corporal ni ninguna otra forma de trato humillante contra las personas menores de edad.” (Legislativa, Ley 8654, 2008).
En éste contexto, se procura el fortalecimiento de un patrón de crianza ejercido en el medio familiar, el cual como ente socializador transmite y fomenta valores, actitudes, pautas de comportamiento y formas de convivencia en familia y sociedad, con lo cual garantizará en ésta y futuras generaciones, la consolidación de una cultura de paz y respeto sin discriminación de ninguna naturaleza.
Es así como el diálogo, la negociación, el ejercicio de participación en la fijación de acuerdos y los valores que favorezcan las relaciones de convivencia armoniosas y el desarrollo de las potencialidades de cada uno de sus hijos e hijas, resumen la aspiración hacia una sociedad que tiene en alta estima, el bienestar de los individuos en el contexto de sus derechos y obligaciones.
Trabajemos todos y todas en mejorar nuestro entorno familiar, en bien de nuestras familias y nuestros hijos e hijas, recordemos que la familia, es el primer grupo humano básico, en donde nacemos y nos desarrollamos y es aquí, en donde se fundamenta el futuro de nuestros hijos como adultos y ciudadanos de bien, comprometidos consigo mismo y con la sociedad.
Igualmente involucrémonos en el mejoramiento de nuestro entorno comunitario, participando en la solución que venga a garantizar un ambiente seguro para nuestras familias.
*Trabajadora Social, presidenta
ejecutiva Patronato Nacional
de la Infancia