Un exfuncionario del Instituto Costarricenses de Puertos del Pacífico (Incop) figura junto a otros tres costarricenses, como sospechosos de transportar cerca de dos toneladas de cocaína que iban a ser escondidas dentro de una finca. Sin embargo, fueron sorprendidos por el Organismo de Investigación Judicial (OIJ) de Osa en Puntarenas.
El sujeto fue identificado con el apellido Flores de 30 años, quien laboró hasta inicios del año 2015 en la institución pública, no obstante, su último registro laboral indica que su patrono es un empresario de la zona de Paso Canoas.
Flores estaba con otros tres tipos de apellidos Bermúdez, Agüero y Serrano, todos intentaban poner tierra sobre una especie de caleta donde se encontraban las bolsas con la droga, a una profundidad de aproximadamente metro y medio.
Los hechos ocurrieron en el sector conocido como Mogos de Rincón de Osa, luego de que oficiales de la Fuerza Pública divisaran a los individuos caminando de forma extraña por una zona desolada, de inmediato los uniformados dieron aviso a la oficina regional del OIJ para la respectiva colaboración.
Al llegar uno de los hombres que estaba en la propiedad, salió corriendo hacia la montaña, logrando escapar de los policías que ingresaron al sitio y ubicaron decenas de bolsas negras con la presunta cocaína.
De acuerdo con informaciones suministradas por el Organismo de Investigación Judicial, el cargamento habría llegado hasta ese lugar apenas unas horas antes, además, el primer cálculo podría indicar que se trata de entre 1,5 y 2 toneladas.
Sobre los hombres detenidos aún no se tiene ningún registro judicial, sin embargo no se descarta que hayan sido vinculados en el pasado con una de las agrupaciones encargadas de trasegar droga desde la zona de Paso Canoas, Pavones y Golfito, en el sur de Costa Rica.
Al cierre de esta edición, miembros del Servicio Especial de Respuesta Táctica (SERT) del OIJ, se había trasladado a Osa para realizar el respectivo traslado de la droga hacia la capital.
Oficiales de la Fuerza Pública por su parte comenzaron una serie de despliegues en los alrededores de la finca, con el fin de ver si encontraban al sospechoso que se dio a la fuga, y que sería identificado con el apellido Alvarado.
La droga estaba en bolsas negras para basura, atadas con alambres para colgar ropa.