Buenos Aires. (EFE) – Jorge Rafael Videla, el último protagonista de los años del terror de la dictadura militar argentina, falleció a los 87 años de muerte natural, solo y en la prisión donde cumplía condena por crímenes de lesa humanidad.
\”Se le encontró en su celda sin pulso ni reacción pupilar, por lo que se le realiza un electrocardiograma, constatándose su muerte, siendo las 08.25 hs (11.35 GMT) del día de la fecha\”, señala el informe médico oficial.
El cuerpo de Videla será trasladado a la morgue de Buenos Aires, donde se le practicará una autopsia, según la agencia oficial Télam.
Aunque la familia se mantiene en un absoluto silencio y se desconoce la fecha y el lugar de su entierro, medios oficiales confirmaron que será sepultado sin honores, de acuerdo a la actual legislación de ese país, que inhabilita los funerales de integrantes de las Fuerzas Armadas que hayan estado involucrados en causas de violaciones de los derechos humanos.
LARGO HISTORIAL
Condenado a cadena perpetua por los crímenes de la dictadura (1976-1983), la muerte lo sorprendió en la cárcel mientras afrontaba un nuevo proceso por el Plan Cóndor. Su muerte provocó una reacción prácticamente unánime entre los grupos de derechos humanos de Argentina, que saludaron su condena y su encarcelamiento, aunque no dejaron de recordar que se lleva a la tumba información que permitiría identificar a las víctimas de la represión. Junto a Emilio Massera y Orlando Agosti, Videla lideró el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 que derrocó a la presidenta María Estela Martínez de Perón, tercera esposa del tres veces gobernante Juan Domingo Perón.
En la memoria de los argentinos quedan algunas de las frases pronunciadas por este que dibujan a la perfección el perfil de la dictadura.
\”No tiene entidad. No está muerto ni vivo, está desaparecido\”, respondió a preguntas de un periodista sobre las víctimas del terrorismo de Estado.
FÚTBOL Y GUERRA
Durante sus cinco años de gestión organizó el mundial de fútbol de 1978, con el que pretendió limpiar la imagen internacional de la Junta Militar, mientras se multiplicaban las denuncias por violaciones de derechos.
También estuvo a punto de declarar la guerra a Chile por un conflicto limítrofe que se superó gracias a la mediación del papa Juan Pablo II.
Con la economía en recesión, inflación y la moneda devaluada, fue sucedido por Roberto Viola el 29 de marzo de 1981.
ACUSADO AL BANQUILLO
Sentado por primera vez en el banquillo durante el histórico Juicio a las Juntas, que encabezó el fiscal Julio César Strassera, en 1985 fue condenado por primera vez a cadena perpetua. Amnistiado en 1990 por el gobierno de Carlos Menem, años después el juez español Baltasar Garzón lo incluyó en una nómina de militares con orden de captura internacional. Lo condenaron a cadena perpetua en 2010. Como acusado, un octogenario arengó a la rebelión militar hasta el último momento y defendió el papel del Ejército en lo que consideraba una guerra contra la insurrección.