La auditoría comenzó su evolución desde principios del Siglo XX, época en que se hacían auditorías de uno u otro tipo, tanto en el comercio como en el erario público. El auditor era conocido como “el que escucha”, pues los registros contables del gobierno se leían en voz alta, en audiencia pública para su aprobación.
Desde la época medieval hasta la Revolución Industrial se hicieron auditorías para determinar si las personas que ocupaban puestos de responsabilidad fiscal, en el gobierno y en el comercio, actuaban e informaban de modo honesto.
Durante la Revolución Industrial, el crecimiento de las empresas manufactureras propició el empleo de gerentes a sueldo, por parte de los dueños. Esta separación de la propiedad y la administración dio origen al uso de auditores para protegerse del fraude, tanto de los gerentes como de los empleados.
La Auditoría como profesión fue reconocida por primera vez bajo la Ley Británica de Sociedades Anónimas de 1862 y el reconocimiento general tuvo lugar durante el mandato de la ley.
Desde 1862 hasta 1905, la profesión de la Auditoría creció y floreció en Inglaterra, y se introdujo en los Estados Unidos de Norteamérica hacia el año 1900. Antes de 1900 el auditor se ocupaba principalmente del descubrimiento del fraude.
En la primera mitad del Siglo XX la gestión de Auditoría se procuró alejar de su fin inicial, para enfocarse hacia una nueva meta: la determinación de exactitud en los estados financieros, de los resultados de las operaciones y de los cambios de la situación financiera.
Las auditorías modernas se enfocan en la evaluación del control interno, que es responsabilidad de la administración, a efecto de detectar eventuales desviaciones y recomendar mejoras tendientes a la salvaguarda del activo institucional; la valoración del riesgo en las operaciones y la determinación del cumplimiento de objetivos y metas propuestas en los planes operativos en el corto y mediano plazo; y su expresión económica contenida en la formulación del presupuesto anual, como medida de la eficiencia y la eficacia de los responsables de la administración.
Como producto de su gestión, la Auditoría procura brindar valor agregado a las entidades públicas o privadas a las cuales sirve, procurando siempre actuar con independencia funcional y de criterio, con apego a la ética y al profesionalismo.
*Contador Público Autorizado Colegio de Contadores Públicos de Costa Rica