La economía alimentaria familiar es un componente vital para garantizar la seguridad alimentaria y nutricional en el hogar, a pesar de que no sea reconocido precisamente bajo ese nombre.
Se trata de implementar un conjunto de acciones que permitan enfocar el presupuesto de los hogares destinado a alimentación, hacia el acceso a una canasta básica de alimentos nutricionalmente adecuada, variada, segura, suficiente y culturalmente aceptable, de manera estable durante el año, pudiendo también satisfacer de manera consistente otras necesidades humanas en forma sostenible.
Es un error pensar que para comer bien y saludablemente hay que gastar mucho dinero, pues alimentos sencillos, frescos, naturales y accesibles nos pueden dar mucho más de lo que pensamos para nuestra salud. A la vez, la economía familiar se beneficia si evitamos los siguientes errores:
* No tener un orden en el presupuesto familiar. Debe existir claridad de lo que corresponde a la adquisición de alimentos.
• Preferir las fórmulas lácteas a la leche materna.
• Desaprovechar las posibilidades de producir alimentos para autoconsumo, aunque sea en macetas colgadas en las paredes o colocadas en el techo.
• No planificar la alimentación o el menú familiar, de manera que se tenga una idea clara de lo que se debe comprar y lo que no se debe comprar, y que también se utilice de lo que existe en la casa, evitando el desperdicio.
• Ir a comprar alimentos sin una lista.
• Creer a ciegas que un negocio ofrece los mejores precios, porque así se anuncia. Se recomienda comparar, buscar lo más conveniente, pero también las mejores calidades.
• No ser conscientes de las necesidades nutricionales y de la capacidad de consumo que tiene la familia, lo cual aumenta el riesgo de un mayor gasto en alimentos, y de una abundancia innecesaria de comida que lleve a comer en exceso a los miembros de la familia o que promueva el desperdicio.
• Recargar la responsabilidad de la alimentación de la familia en una sola persona.
• Tener dietas monótonas, cuando más bien la dieta debe ser muy variada, aprovechando los alimentos de temporada y los que tengan precios favorables.
• No fijarse en la fecha de vencimiento de los alimentos.
Al evitar errores comunes y planificar mejor nuestras compras y menús, podemos garantizar una dieta balanceada y saludable, sin necesidad de gastar en exceso. De esta manera, promovemos un entorno más sostenible y saludable para toda la familia.
Dra. Marcela Dumani Echandi
Colegio de Profesionales en Nutrición