Jason Aguilar narra su historia y hace llamado
A Jason Aguilar, de 43 años, la vida le dio un vuelco inesperado en un abrir y cerrar de ojos. Una explosión provocada por un cuarto de dinamita cerca de su mano lo marcó para siempre.
En conversación con Diario Extra, hizo un llamado a la población para que durante estas festividades evite manipular artefactos explosivos de manera ilegal.
“Estuve a punto de perder mi mano; ese hecho transformó mi perspectiva sobre la vida y estos objetos peligrosos”, comentó Aguilar.
El hombre narró los momentos de angustia que vivió a raíz de este incidente.
“En esos años yo vivía en Paso Ancho. Como en cualquier barrio típico, solíamos celebrar juntos las Navidades y las fiestas de fin de año con explosivos. Recuerdo que incluso se vendían paquetes de dinamita con varias bombetas”, rememoró.
Sobre aquella noche, relató que se encontraba afuera de su casa, acompañado de vecinos, esperando la llegada de la Navidad. El ambiente estaba animado con música y baile, pero también había personas bajo los efectos del alcohol, lo que incrementaba el peligro de accidentes con estos productos.
“Se empezaron a hacer bromas con bombetas, colocándolas debajo de las mesas. Ya habían explotado varias, pero en un momento salí hacia la calle con dos cuartos de dinamita, uno en cada mano. Encendí el que tenía en la derecha con una bengala y lo lancé. Sin embargo, segundos después noté que el otro también estaba prendido”, relató.
Al percatarse del peligro, Aguilar soltó el artefacto, pero este explotó cerca de su pierna y mano, causándole graves heridas.
“La detonación me dejó sin audición temporalmente; quedé aturdido. La gente alrededor estaba aterrorizada, pero lo más impactante fue ver mi mano destrozada, con los huesos a la vista”, describió.
A pesar de la urgencia, corrió a lavarse la mano, pero la gravedad del accidente lo llevó al hospital, donde permaneció internado más de 15 días. Los médicos trabajaron arduamente para reconstruir su extremidad.
“Pasé desde el 25 de diciembre hasta finales de enero en el hospital. Me tocó ver el Tope desde una ventana. Me reconstruyeron la mano y, tras varias sesiones de terapia, logré recuperar la movilidad en mes y medio, aunque quedaron secuelas”, agregó.
Hoy en día, Jason, quien es padre de familia, asegura que nunca permitiría que sus hijos utilicen pólvora, consciente del riesgo que esto implica. Además, hizo un llamado a otros padres para que eviten dar estos objetos a los menores, sin importar lo inofensivos que parezcan.
“Al darle una bengala a un niño, se le está abriendo la puerta a cosas más peligrosas. La curiosidad puede llevarlos a experimentar con algo mucho más dañino”, enfatizó.
Aunque en los últimos años se ha reducido el número de personas afectadas por quemaduras relacionadas con explosivos, las autoridades insisten en la importancia de mantener esta tendencia a la baja.
Llamado
Walter Jiménez, del área de Ingeniería del Cuerpo de Bomberos, pidió a las familias que en esta temporada navideña no compren artefactos pirotécnicos de dudosa procedencia.
“Las lesiones por pólvora son graves. Recomendamos a la población adquirir únicamente productos autorizados y debidamente etiquetados en comercios legales. Además, es crucial evitar que los menores tengan acceso a este tipo de insumos, ya que entregárselos es considerado un delito”, recalcó.
En octubre, durante los Carnavales de Limón, tres personas resultaron heridas cuando un explosivo desvió su trayectoria, impactándolas accidentalmente.
Jason Aguilar
Víctima de pólvora
“Al reventar la bombeta yo no podía escuchar, quedé aturdido. Las personas alrededor estaban asustadas, lo más impactante fue ver mi mano destruida”.