En Costa Rica hay una clara y democrática división de poderes, pero el sistema político es presidencialista. Así lo definen y establecen la Constitución Política, la Ley General de la Administración Pública y la ley 5525 de Mideplan.
La autonomía de las instituciones es funcional y administrativa. Con las excepciones fijadas en la misma Constitución de 1949, el poder político está en el presidente y los ministros de Estado y su deber es ejercer ese poder.
Los Diputados, en las últimas décadas, han creado legalmente cientos de instituciones de todo tipo y ropaje, pero eso no modifica la Constitución Política, ni establece un régimen semipresidencialista o de tipo parlamentario.
Nuestra democracia, a la vez, se fundamenta en un balance de pesos y contra pesos y de limitaciones jurídicas, éticas y políticas a ese poder presidencialista. Ahí la libertad de prensa y crítica desempeñan un papel fundamental.
Ese presidencialismo lo ha entendido perfectamente bien el presidente Rodrigo Chaves y, en estos primeros 100 días, está ejerciendo con firmeza el poder político y de mando que el pueblo le dio en las urnas electorales, al otorgarle el 52% de los votos. Objetivamente, se siente y se sabe que hay Presidente de la República y que está poniendo orden en el Poder Ejecutivo.
Es cierto que su personalidad confrontativa y su retórica no le gustan a un sector del país, pero ese mensaje de autoridad y orden le ha llegado a la inmensa mayoría ciudadana. También esto es el resultado de una nueva forma de hacer comunicación y mercadeo político. Así es la revolución de las comunicaciones.
Pero esas dos características y los anuncios presidenciales de estos primeros 100 días, no quieren necesariamente decir que habrá CAMBIOS profundos en la dirección correcta de una Reforma del Estado Costarricense. Esas reformas indispensables, o la aprobación de los eurobonos, no se pueden hacer por Decreto Ejecutivo. Solo se pueden hacer por ley de la República en la Asamblea Legislativa y ahí cuenta y vale el voto de los partidos políticos de OPOSICIÓN.
En ese punto estamos en estos primeros 100 días, porque el Poder Ejecutivo tiene una debilidad objetiva y real que es su minoría de Diputados. Así lo decidió el pueblo democráticamente en las urnas electorales. ¡Santa palabra!
Por ello, una reunión entre el presidente Rodrigo Chaves y el presidente de la Asamblea Legislativa, Rodrigo Arias, es un buen signo y un mensaje político positivo y correcto al país. Así es la POLÍTICA en democracia y esa es la vía costarricense, fundamentada en el diálogo constructivo. La otra vía es el autoritarismo y ningún patriota cometería ese gravísimo error histórico.
¡Dejaríamos de ser un país democrático, libre, diferente y singular en América Latina! Eso sí, hay que pasar de las PALABRAS a los HECHOS y con una sola y única meta: Costa Rica y el “bienestar del mayor número”. ¡Qué así sea!