Fernando Berrocal*
En octubre se registraron 850 casos de DESASTRES NATURALES. Este noviembre ha sido igual o peor. El CAMBIO CLIMÁTICO es una realidad planetaria y Costa Rica es un país de alto riesgo y de condiciones naturales inestables.
Dice un sabio dicho popular que “es mejor prevenir que lamentar”.
Hablemos con franqueza: en Costa Rica no tenemos una auténtica y eficiente prevención y planificación estratégica, a nivel territorial, entre el Poder Ejecutivo y las 84 Municipalidades, bien coordinada con la Cruz Roja, otras instituciones y las Asociaciones de Desarrollo Comunal, utilizando todos los recursos presupuestarios, humanos y de maquinaria disponibles, para evitar o al menos mitigar las tragedias y DESASTRES NATURALES de cada año.
Esas 850 emergencias naturales de octubre fueron provocadas por ondas tropicales, fuertes lluvias y tormentas, alcantarillados obstruidos por basura y desechos de todo tipo, ríos desbordados, derrumbes y deslizamientos de rocas sobre las carreteras, puentes enclenques caídos, carreteras despedazadas, viviendas inundadas y casas a las orillas de los ríos que se las llevó la corriente, dolorosas pérdidas de vida, cierre de escuelas y hasta nos quedamos sin trenes.
¡Una verdadera tragedia nacional!
El Poder Ejecutivo y las 84 Municipalidades deben enfrentar con seriedad y responsabilidad el CAMBIO CLIMÁTICO y eso solo se hace con planificación estratégica y trabajo conjunto. Pregunto: ¿lo estarán haciendo? ¿Será suficiente que la Comisión Nacional de Emergencias organice Comités Ciudadanos y declare ALERTAS AMARILLA, ANARANJADA o VERDE en determinadas zonas del territorio nacional?
Este es un punto clave y prioritario de la Agenda Nacional.
Cuando acaben las lluvias y tormentas, al comenzar el próximo verano, el MOPT, en un trabajo conjunto con las Municipalidades y con base en una planificación estratégica coordinada con la Comisión Nacional de Emergencias y la Benemérita Cruz Roja, deberían urgentemente realizar un trabajo integral de limpieza y ampliación de las alcantarillas, dragado a profundidad de los ríos y de cientos de acequias que se desbordan, contención de laderas y demolición de rocas al lado de las carreteras en peligro y reparación de los cientos de puentes enclenques en los cantones, así como aplicar con rigor la legislación sobre construcciones a orillas de los ríos y en zonas de peligro.
Si es que no sucede, para peor, que algún volcán se enfurezca y decida tirarnos ceniza y fumarolas de azufre. Ha sucedido en el pasado.
Todo eso se llama PREVENCIÓN y MITIGACIÓN de DESASTRES NATURALES y solo se logra planificando y trabajando responsable y conjuntamente, en el próximo verano y así “medio controlar”, en el año 2025, una situación nacional igual o peor que la de este octubre y noviembre de 2024.
¿Será demasiado pedirle eso al Poder Ejecutivo y a las 84 Municipalidades?
¿Y usted qué opina?
*Exministro de Seguridad Pública